Cartas al director

Mafias blandas

En este país hay monopolios. Lo sabemos, porque morimos a su palo. Si usted quiere alumbrarse cuando el sol no le alumbra, o quiere que su voz sea oída a distancia, usted se somete al monopolio del alumbrado o al de la telefonía. En asunto de bancos, sin embargo, usted puede elegir y depositar sus dineros a donde le plazca libérrimamente. Da lo mismo. Porque es lo mismo. El monopolio pasa recibo al banco, su recibo. El banco lo devuelve. Y en el entretanto, el monopolio no pierde, porque para eso es monopolio, y el banco gana, que es lo suyo, y todos tan contentos.Todos menos usted. Pero usted...

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En este país hay monopolios. Lo sabemos, porque morimos a su palo. Si usted quiere alumbrarse cuando el sol no le alumbra, o quiere que su voz sea oída a distancia, usted se somete al monopolio del alumbrado o al de la telefonía. En asunto de bancos, sin embargo, usted puede elegir y depositar sus dineros a donde le plazca libérrimamente. Da lo mismo. Porque es lo mismo. El monopolio pasa recibo al banco, su recibo. El banco lo devuelve. Y en el entretanto, el monopolio no pierde, porque para eso es monopolio, y el banco gana, que es lo suyo, y todos tan contentos.Todos menos usted. Pero usted no cuenta. Desengáñese, si alguna vez anduvo engañado: los Escándalos con mayúscula que la opinión airea no son sino la magnificación de otros pequeños escándalos cotidianos, menores, pero muchos. Decía hace poco un historiador inglés que en este país roban pocos, pero roban mucho. No es verdad. Sólo a donde muchos roban un poco, pocos pueden robar mucho. Matemático.-

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