Camacho dimite como mediador en el diálogo entre el Gobierno mexicano y los zapatistas

Como una bomba cayó en México la decisión del comisionado para la paz y la reconciliación en Chiapas, Manuel Camacho Solís, de renunciar a su cargo con carácter inmediato y abandonar toda actividad política hasta diciembre. Camacho, presentó su dimisión seis días después de la decisión unilateral del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de romper el diálogo con el Gobierno, pero también en medio de crecientes acusaciones desde sectores oficiales de que su trabajo en los últimos meses como negociador había sido un fracaso. La salida de la escena de Camacho supone su definitiva r...

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Como una bomba cayó en México la decisión del comisionado para la paz y la reconciliación en Chiapas, Manuel Camacho Solís, de renunciar a su cargo con carácter inmediato y abandonar toda actividad política hasta diciembre. Camacho, presentó su dimisión seis días después de la decisión unilateral del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de romper el diálogo con el Gobierno, pero también en medio de crecientes acusaciones desde sectores oficiales de que su trabajo en los últimos meses como negociador había sido un fracaso. La salida de la escena de Camacho supone su definitiva ruptura con el actual sistema político mexicano, el mismo que frustró en noviembre sus aspiraciones presidenciales.

A dos meses de los comicios en los que se elegirá al sucesor de Carlos Salinas de Gortati, las relaciones entre Camacho y el Partido Revolucionario Instiucional (PRI) eran insostenibles. Como pasó con el asesinado Luis Donaldo Colosio, Camacho se estaba convirtiendo de nuevo en un obstáculo para el candidato presidencial del PRI, Ernesto Zedillo Ponce de León. No por su trabajo en Chiapas, sino por su coqueteo con sectores políticos independientes que, conscientes de sus ambiciones presidenciales, le estaban empujando a encabezar una nueva opción política.Zedillo, en torno al que el PRI ha cerrado filas olvidándose de sus divisiones internas, no dudó hace unos días en señalar a Camacho como el culpable de la ruptura de las negociaciones en Chiapas. Lo que hacía el candidato, más que valorar su gestión era evitar que el fracaso le sale cara y perjudicase su campaña.

La reacción ha sido inmediata: Camacho ha anunciado su retirada hasta el 1 de diciembre, día en que expira el actual sexenio, lo que significa que esto es sólo una tregua y que no va a abandonar la política.

Aunque para algunos la salida de Camacho despeja el enrarecido ambiente que destila la actual campaña electoral mexicana, la mayoría de los observadores no cree que la situación política del país, muy deteriorada por la cadena de sucesos iniciada con la revuelta zapatista del 1 de enero, vaya a salir con esto mejor parada. México atraviesa por un momento de incertidumbre política y por un desgaste de sus instituciones y creciente inseguridad ciudadana, que sólo superaría con otro aire político, más fresco, y con cierta autoridad, se asegura en medios independientes. "Ninguno de los candidatos presidenciales ofrece de momento esta confianza", añaden las mismas fuentes.

Camacho ha formado parte y se ha servido del sistema hasta que descubrió que éste le retiró de la carrera hacia la presidencia y le cerró la vía más fácil de conseguir ser aspirante a la máxima magistratura de la República. Por eso, esta renuncia, a dos meses de los comicios, se interpreta como una retirada a los cuarteles de invierno en espera de lo que ocurra. "Camacho está convencido de que es la alternativa, pero para después de las elecciones insisten medios próximos a este político.

Carta al presidente

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La renuncia s e produjo en una carta dirigida al presidente Salinas, el único político con el que Camacho mantenía una contacto oficial y periódico. En ella dice que se retira para no generar intranquilidad, si bien revela que las declaraciones de Zedillo Ponce de León en las que señalaba su supuesto fracaso en Chiapas "han debilitado la línea de negociación política y el papel que podría seguir desempeñando este comisionado para dar nuevos pasos de paz".La decisión de Camacho oscurece las perspectivas de una paz inmediata en Chiapas. El obispo Samuel Ruiz, que actuaba como mediador, anunció también ayer su retirada. Ruiz, que ha sido el enlace de Camacho con el EZLN, advirtió que mientras no haya "una situación nueva" no volverá a intervenir en el proceso. El prelado elogio el papel jugado por Camacho en las negociaciones.

El Gobierno, por su parte, indicó que no dará marcha atrás en los compromisos adquiridos con los zapatistas y que, pese a la ruptura, se comprometía a llevar a cabo todos los compromisos hasta ahora adquiridos entre una y otra parte. Todos los ojos están puestos ahora en el EZLN. Esta organización, que se desenvuelve libremente por las montañas de Chiapas, aunque vigilada por el Ejército, ha advertido ya que no hará sonar sus fusiles siempre que no medie una provocación que lo justifique. También ha señalado que no va a interferir en el proceso electoral que llevará al país a las urnas el próximo 21 de agosto.

Es más, se ha comprometido que en los territorios donde se mueve la guerrilla se desarrollen las elecciones con, normalidad, amparadas por organizaciones no gubernamentales y funcionarios de la Cruz Roja Internacional. Pero todo esto no impide, sin embargo, que la gente se pregunte, sin tener una respuesta inmediata, qué es lo que va a pasar a partir de ahora en el convulsionado panorama político.

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