Un millón al día en recuerdos
El Ayuntamiento todavía no se ha decidido a comprar las esculturas de Botero, pero 54.000 visitantes de la exposición sí que se han rascado el bolsillo. Las ventas de 69.000 unidades de boterorrecuerdos suman 23 millones de pesetas (por los objetos vendidos desde el 12 de mayo hasta el 1 de junio).En las dos casetas, cada una a un extremo del recorrido, venden 123 tipos de artículos decorados con boteromotivos de papelería, textil, cerámica, bisutería, material audiovisual o souvenirs como abanicos, bolsos, llaveros o imperdibles. El precio va de 20 duros a. 12.000 pesetas...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El Ayuntamiento todavía no se ha decidido a comprar las esculturas de Botero, pero 54.000 visitantes de la exposición sí que se han rascado el bolsillo. Las ventas de 69.000 unidades de boterorrecuerdos suman 23 millones de pesetas (por los objetos vendidos desde el 12 de mayo hasta el 1 de junio).En las dos casetas, cada una a un extremo del recorrido, venden 123 tipos de artículos decorados con boteromotivos de papelería, textil, cerámica, bisutería, material audiovisual o souvenirs como abanicos, bolsos, llaveros o imperdibles. El precio va de 20 duros a. 12.000 pesetas. Los productos estrella, los más vendidos, son los pins, las postales y los llaveros. Todos los artículos son en dos dimensiones, "porque el autor no ha dado permiso para reproducir sus obras en volumen", explican en la compañía.
Del diseño y la comercialización se encarga Aldeasa, una empresa pública que también se dedica a la venta de recuerdos inspirados en el monumento o museo en el que instala sus tiendas, pero que nunca antes había trabajado con una exposición temporal. Los responsables de Aldeasa calculan que, a este ritmo, a finales de junio habrán facturado 49 millones de pesetas, "cuatro millones más de los necesarios para amortizar la inversión". Y para cuando acabe la exposición (12 de agosto) las ventas sumarán unos 70 millones. De este dinero hay que pagar un canon a Botero, otro a Cajamadrid, patrocinadora de la exposición, y el resto, para Aldeasa.