Bélgica pide a la Cruz Roja cubana que ayude a los refugiados en su Embajada

El embajador belga en La Habana, Paul Vermeirsch, solicitó ayuda a la Cruz Roja cubana para que suministre víveres y prepare la comida al grupo de refugiados que penetró en su residencia hace cuatro días, que está compuesto por 127 personas y no por 114, como se informó al principio. Según se supo ayer, el sábado entraron en la residencia 24 niños, 32 mujeres y 68 hombres, mientras el domingo a las cinco de la madrugada otros cuatro cubanos consiguieron entrar en la misión diplomática, pese al estrecho cerco policial que a esas horas rodeaba la zona. Uno de ellos abandonó, horas después, la re...

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El embajador belga en La Habana, Paul Vermeirsch, solicitó ayuda a la Cruz Roja cubana para que suministre víveres y prepare la comida al grupo de refugiados que penetró en su residencia hace cuatro días, que está compuesto por 127 personas y no por 114, como se informó al principio. Según se supo ayer, el sábado entraron en la residencia 24 niños, 32 mujeres y 68 hombres, mientras el domingo a las cinco de la madrugada otros cuatro cubanos consiguieron entrar en la misión diplomática, pese al estrecho cerco policial que a esas horas rodeaba la zona. Uno de ellos abandonó, horas después, la residencia de Vermeirsch sin ser identificado por la policía cubana.

El martes, cuando se cumplieron tres días del incidente, la situación dentro de la residencia de Vermeirsch se empezó a complicar. Fuentes oficiales indicaron que el lunes entraron a la residencia algunos suministros de leche y bocadillos y que sobre la 01.30 de la madrugada del martes el embajador condujo a la terraza principal de la residencia a un grupo de unos 40 refugiados para que durmiesen a la intemperie, mientras otros hacían lo mismo en el césped y las mujeres y los niños pasaban la noche en el interior de una casona enclavada en el jardín de la residencia.El embajador español, José Antonio San Gil, llegó en su coche a la casa de Vermeirsch sobre la una de la madrugada, pero todavía no se ha informado de los motivos de esta visita.

Según todo parece indicar, el mayor problema ahora es cómo resolver la situación de la alimentación y la higiene, pues en la residencia no hay víveres ni baños ni duchas suficientes para tanta gente y mucho menos si el conflicto se prolonga.

El presidente de la Cruz Roja cubana, Luis Foyo Ceballos, declaró ayer a este periódico que la parte belga les ha pedido ayuda, ya que Bruselas desea que una organización neutral sea la que se ocupe de resolver la situación, y no una empresa estatal cubana.

"Nosotros tenemos preparada una brigada sanitaria para entrar en acción cuando haga falta y le hemos comunicado al embajador que le podemos brindar asistencia médica y transporte sanitario", aseguró Foyo. El presidente de la Cruz Roja indicó que en el asunto de la comida no podían prestarle ayuda, pues era la Embajada belga quien debía comprar los víveres en los establecimientos habilitados para diplomáticos.

Por otro lado, ninguna fuente diplomática ni cubana ha aclarado cómo pudieron entrar en la Embajada los últimos cuatro cubanos en medio de un fuerte despliegue policial, a pesar de que algunos vecinos aseguran que saltaron la verja por la zona trasera de la residencia, que está poco iluminada.

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Mientras tanto, la viceministra cubana de Relaciones Exteriores, Isabel Allende, informó que las negociaciones continúan y que Cuba ya ha dado a Bélgica garantías de que no se tomarán represalias contra los refugiados cuando salgan de la Embajada. La viceministra añadió que las autoridades han puesto a disposición del embajador belga la empresa estatal Cubalse para que suministre la comida necesaria.

Por su parte, el disidente cubano Elisardo Sánchez indicó que el incidente de la Embajada de Bélgica era una muestra de la situación desesperada que se vive en Cuba.

Las autoridades cubanas han culpado sistemáticamente a las norteamericanas de los intentos de salida ilegal de su país, ya sea huyendo en balsa o entrando a una Embajada. Cuba afirma que la legislación de EE UU premia a los que llegan a territorio norteamericano en frágiles barcazas, mientras que limita el número de visados legales para emigrar desde que hace dos años La Habana flexibilizó su política migratoria.

El régimen cubano suele incautar las propiedades de las personas que abandonan ilegalmente la isla.

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