Prueba de fuego

El voto de confianza sobre el que el Senado italiano deberá pronunciarse mañana es la prueba de fuego del Gobierno de Silvio Berlusconi, que si no la supera tendría que dimitir para que probara fortuna otro líder, probablemente el de la oposición, Achille Occhetto. Así lo han dicho tanto el ex presidente de la República Francesco Cossiga como Umberto Bossi y Gianfranco Fini, aliados de Berlusconi.A Berlusconi le faltan sobre el papel ocho votos para lograr los 164 que representan la mayoría absoluta en el Senado, donde se vota a mano alzada. Mejor dicho, le faltaban, ya que desde ayer por la m...

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El voto de confianza sobre el que el Senado italiano deberá pronunciarse mañana es la prueba de fuego del Gobierno de Silvio Berlusconi, que si no la supera tendría que dimitir para que probara fortuna otro líder, probablemente el de la oposición, Achille Occhetto. Así lo han dicho tanto el ex presidente de la República Francesco Cossiga como Umberto Bossi y Gianfranco Fini, aliados de Berlusconi.A Berlusconi le faltan sobre el papel ocho votos para lograr los 164 que representan la mayoría absoluta en el Senado, donde se vota a mano alzada. Mejor dicho, le faltaban, ya que desde ayer por la mañana tiene que buscar nueve votos. Gianfranco Miglio, el ideólogo de la Liga Norte, le negó el suyo y anunció que rompe con Bossi porque su movimiento lombardo ha traicionado el federalismo. Bossi replica que Miglio está rabioso porque no le han hecho ministro.

Uno de los 11 senadores vitalicios ha anunciado, en cambio, que votará por Berlusconi. Se trata del propio Cossiga, aunque en principio se abstendrá. Dará su voto a la mayoría sólo si fuera estrictamente necesario para que haya un Gobierno.

El centro ex democristiano reencarnado en el Partido Popular Italiano y sobre todo su ala derecha, próxima al movimiento Comunión y Liberación, es la reserva de votos en la que Berlusconi trata de cazar los sufragios necesarios. Entre sus dirigentes tradicionales, como Mino Martinazzoli o Nicola Mancino, y el recién llegado Rocco Butiglione, el filósofo colaborador de Juan Pablo II, ha surgido una dura polémica al respecto que podría terminar en ruptura.

Sin embargo, Roberto Formigoni, afín a Butiglione, afirmaba todavía ayer que Berlusconi no tiene motivos para sentirse seguro. Éste dirigía ayer a los centristas una carta publicada por el Corriere della Sera en la que les pedía una confianza técnica en aras de la gobernabilidad.Si supera la prueba del Senado, Berlusconi no tiene por qué temer emboscadas en la Cámara, donde los tres partidos del bloque de la derecha tienen amplia mayoría.

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