Tribuna:

Los idus de marzo

Desde que le destaparon a fines del año pasado, la suya fue una compañía desastrada, desafortunada. Comenzó mal. Chiapas le siguió como una sombra fatal desde el primero de 1994, su presencia en diversos lugares de la República fue relegada a las páginas interiores de los diarios.Adondequiera que fue Luis Donaldo Colosio, le persiguió el nombre de otra figura de su propio partido, Manuel Camacho Solís, le acompañó el rumor de que podía ser reemplazado, de que podía perder las elecciones del mes de agosto. El alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue un golpe fatal con...

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Desde que le destaparon a fines del año pasado, la suya fue una compañía desastrada, desafortunada. Comenzó mal. Chiapas le siguió como una sombra fatal desde el primero de 1994, su presencia en diversos lugares de la República fue relegada a las páginas interiores de los diarios.Adondequiera que fue Luis Donaldo Colosio, le persiguió el nombre de otra figura de su propio partido, Manuel Camacho Solís, le acompañó el rumor de que podía ser reemplazado, de que podía perder las elecciones del mes de agosto. El alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue un golpe fatal contra él, le cambió el país, le destruyó la campaña.

A los tiempos de incertidumbre, Colosio quiso poner buena cara. Hombre de Salinas de Gortari, quiso ser su propio hombre, manifestar en discursos su independencia. Le acechaba el destino a manos de los asesinos agazapados en la multitud de una zona popular de Tijuana, Baja California Norte, otra frontera de conflicto político, de inseguridad social, de turbulencia migratoria. Solamente que esta frontera no da a Centroamérica, al subdesarrollo, como la Chiapas, da al llamado país más poderoso de la Tierra. Otra forma de pobreza para sus habitantes.

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De manera que puede decirse que a Colosio le mataron las fronteras. La del Sur le dio la herida política, la del Norte los balazos. Y lo peor de todo es que nadie sabe a ciencia cierta qué pasa en México, quién o quiénes nos están moviendo el tapete, están detrás de tanta violencia. Se nos está cambiando el presente, la historia, y ni siquiera sabemos hacia dónde. Nosotros tendremos, sin duda, un año de turbulencia política, social, económica. Esperemos que sólo un año, y luego volvamos a la estabilidad, a nuestro camino hacia la democracia.

Actos como el asesinato de Colosio no conducen a la democracia, conducen a la barbarie política. Los gatilleros que dispararon contra el candidato del PRI a la presidencia de la República no dispararon solamente contra su cuerpo, estaban disparando contra todos los mexicanos, porque a todos nos va aafectar este atentado. Ningún mexicano puede permitir la violencia como forma de expresión política. Aunque todavía ignoramos los móviles de los pistoleros que cometieron este crimen, y no sabemos si actuaron solos o son parte de una conspiración más amplia, una cosa sabemos: Colosio es la primera víctima política importante del clima de violencia que está viviendo México desde el primero de enero de este año. Tal vez, un atentado de esta magnitud no hubiese sido posible antes de los sucesos de Chiapas. Este crimen ha cambiado definitivamente el clima de las elecciones del mes de agosto. Si México sale bien librado de estas pruebas, será un país más fuerte y democrático. Nosotros seremos dignos de nuestra historia, de nuestra cultura, y entraremos pacíficamente al mundo del siglo XXI con el próximo presidente de la República, que será elegido para el sexenio 1994-2000.

Colosio fue candidato a gran Tlatoani del Sistema Político Mexicano, sin llegar a ser emperador sufrió el destino de Julio César, tuvo sus idus de marzo.

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escritor mexicano, fue embajador en Suiza y Holanda.

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