El surrealismo, al servicio de la vanidad

Una muestra recoge las fotograflas de Erwin Blumenfeld para las revistas de alta costura

Un primerísimo primer plano de la cruz que se forma entre las nalgas y los muslos de una mujer de piel transparente; unas pestañas que sobre un fondo blanco vuelan; el perfil distorsionado de un pecho; unos labios rojos, un sombrero verde esmeralda y medias de seda con zapatos de raso. Con imágenes como éstas comenzó hace 50 años, el accidentado y apasionado idilio entre la moda y el arte. Entonces, una serie de fotógrafos encontraron en las revistas de alta costura una forma de ganarse la vida sin dejar de lado su experiencia artística: el dadaísmo. Entre ellos, el alemán Erwin Blumenfeld, cu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Un primerísimo primer plano de la cruz que se forma entre las nalgas y los muslos de una mujer de piel transparente; unas pestañas que sobre un fondo blanco vuelan; el perfil distorsionado de un pecho; unos labios rojos, un sombrero verde esmeralda y medias de seda con zapatos de raso. Con imágenes como éstas comenzó hace 50 años, el accidentado y apasionado idilio entre la moda y el arte. Entonces, una serie de fotógrafos encontraron en las revistas de alta costura una forma de ganarse la vida sin dejar de lado su experiencia artística: el dadaísmo. Entre ellos, el alemán Erwin Blumenfeld, cuyas obras para Vogue y Harper's Bazaar se exhiben ahora en Madrid en la muestra Surrealismo y moda.

La exposición -instalada en el Fórum y el auditorio de la FNAC- carece de cualquier tipo de panel explicativo, ficha con datos de las imágenes o catálogo, lo que contribuye a despistar a los visitantes, que sólo se pueden orientar por el título de la muestra: Surrealismo y moda.Ayer, a media mañana, mientras la macrolibrería estaba abarrotada de público, sólo tres personas contemplaban con minuciosidad las fotos. "¡Qué bonito! ¿Sabe usted de quién es esto?", preguntó una señora al referirse a las más de cincuenta imágenes de Erwin Blumenfeld, un fotógrafo que nació en Berlín en 1897 y murió en Roma en 1969.

La muestra, que antes se vio en París, contiene obras en blanco y negro y color. La mayor parte pertenece a los trabajos para revistas de alta costura del cámara alemán, que también fue escritor y poeta.

Antes de convertirse en fotógrafo, Blumenfeld trabajó como dependiente de una tienda para mujeres y corno conductor de ambulancias. Vivió en Alemania y Holanda hasta que decidió trasladarse a París. En 1936 llega a la capital francesa, 15 años despues de la llegada de Man Ray, el padre del arte al servicio de la moda y que, junto a Cecil Beaton, es el punto de referencia de la fotogra5a de Blumenfeld.

"Cecil Beaton, el lord Byron le la cámara, el príncipe. del país le los genios y el fotógrafo de la corte, el enfant terrible mimado por Vogue, destiló miel sobre mi alma homicida el día en que me dijo que mis retratos de la vizcondesa Marie-Laure de Noailles eran divinos", dijo el fotógrafo alemán sobre su maestro inglés. En algunos de sus textos, Blumenfeld también relató su Regada y su atormentada relación con el mundo de la moda: "Recomendado por Cecil Beaton, desembarqué en el Vogue, y pronto aborrecí esta feria de la vanidad que mira de mala manera el arte y en donde fatuos chantajistas de la publicidad desempeñan el papel de árbitros de la elegancia. Las ilusiones existen para perderlas. En este hormiguero de ambiciones insatisfechas, que persigue las novedades a cualquier precio, yo permanecía al margen, como un cuerpo extraño, a pesar de los miles de páginas publicadas. Michael de Brunhoff, el redactor jefe de Vogue-Paris, me abrió los ojos: 'Si usted hubiera nacido varón y se hubiera vuelto maricón, sería el mayor fotógrafo del mundo'. Pero a esas alturas yo ya había comprendido que el mundo ya no existe".

En 1939, Blumenfeld cayó en manos de los nazis. Escapó del campo de concentración y fue a Estados Unidos, donde adquirió su nueva nacionalidad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En sus textos, Blumenfeld relata con entusiasmo su definitivo regreso a la Gran Manzana: "Al cabo de un año estaba hastiado del Vogue y decidí irme a Harper's Bazaar, de Nueva York. Fue la decisión más juiciosa de mi vida". Y continúa el fotógrafo: "La Exposición Universal de 1939 se acababa de inaugurar. El Nuevo Mundo era demasiado nuevo. Se destruía y se edificaba con frenesí en Manhattan. Los nuevos rascacielos no querían tener más ese aspecto de salchichas barrocas de 40 pisos y se atrevían a mostrar un rostro personal: Le Corbusier, Oud, Mies van den Rohe... Y es que muy a menudo lo nuevo viene de fuera"

Surrealismo y moda, en el Fórum y el Auditrio de la FNAC (plaza de Callao, s/n, metro Callao), hasta el 20 de marzo. Horario: de lunes a sábado, de 10.00 a 22.00 horas, y los domingos, de 12.00 a 20.00 horas. Entrada gratuita.

Sobre la firma

Archivado En