La versión del hombre del frac

"No podría asumir una conducta así de uno de mis gestores". El director adjunto de El Cobrador del Frac, Manuel Naharro, contestó así cuando este periódico le leyó la transcripción de la grabación efectuada por la familia Cutillas en la que los insultos son moneda común, proferidos por comunicantes que quieren cobrar una deuda. "Son conductas que no se han consentido y no se van a consentir", añadió.La cuestión es que, según Naharro, El Cobrador del Frac fue contratado el 30 de octubre de 1992 por Antonio González González, SL (distribuidor de cerveza Damm, quien no ha contestado los recados d...

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"No podría asumir una conducta así de uno de mis gestores". El director adjunto de El Cobrador del Frac, Manuel Naharro, contestó así cuando este periódico le leyó la transcripción de la grabación efectuada por la familia Cutillas en la que los insultos son moneda común, proferidos por comunicantes que quieren cobrar una deuda. "Son conductas que no se han consentido y no se van a consentir", añadió.La cuestión es que, según Naharro, El Cobrador del Frac fue contratado el 30 de octubre de 1992 por Antonio González González, SL (distribuidor de cerveza Damm, quien no ha contestado los recados de este periódico) para cobrar una deuda de 500.000 Pesetas a Regina Estébanez, la esposa de Emilio Cutillas y dueña del bar El Cerro. La cantidad coincide con lo que la familia percibió en un contrato por vender la cerveza en exclusiva, exclusiva que se rompió.

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Naharro dice que la empresa, antes que nada, envió una carta en la que se le comunica a Regina su futura "alta en el banco de datos de morosos", con fecha 15 de noviembre de 1992. En el expediente, el primer Contacto con la familia se produjo en enero. Hubo dos visitas más, y, a través del abogado de Cutillas, al final se reconoció una deuda de 320.000 pesetas a pagar en seis meses. Eso ocurrió el 11 de febrero de 1993, mes en el que la familia dice que grabó la cinta. Ninguna gestión más quedó reseñada por los dos cobradores asignados. El expediente se interrumpe a raíz de la denuncia por amenazas de Cutillas a los dos empleados, con fecha del 17 de febrero. Uno de los nombres usado por los comunicantes (Juan Ramón) coincide con el de un cobrador. Ambos, por cierto, fueron despedidos. Por ineficacia, uno; el otro, por su carácter respondón. Dice el directivo que desde la fundación de la empresa no les han denunciado más de 20 veces. Han perdido dos juicios. Uno de ellos, hace pocos días, a favor de un bilbaíno que les denunció por intromisión en la intimidad.

Pese a que Naharro juzga inasumibles esas presuntas conductas de sus gestores de cobro, este periódico no pudo comprobar los buenos modos que asegura la compañía. El País Madrid intentó acompañar a un cobrador vestido de frac en su jornada de visitas -sistema que se utiliza ya sólo en el 5% de los casos-, comprometiéndose a no revelar la identidad de los deudores. Las gestiones se alargaron una semana. La difusión del juicio de Bilbao fue la razón esgrimida para truncar ese enfoque del reportaje.

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