Juan Luis Cebrián recalca la necesidad de fortalecer los grupos españoles de comunicación

Estados Unidos, Japón y los gigantes europeos van por delante en la concentración

El debate sobre la concentración de los medios de comunicación en España está totalmente distorsionado por "un puñado de periodistas" que usan "la calumnia y la mentira" según dijo ayer Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo PRISA, en una conferencia pronunciada en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, bajo el título Calumnia, que algo queda. Cebrián aseguró que no se puede competir con los gigantes de la comunicación norteamericanos, europeos o japoneses si no se intenta fortalecer desde España algunos grupos.

Sin embargo, el importante de ba...

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El debate sobre la concentración de los medios de comunicación en España está totalmente distorsionado por "un puñado de periodistas" que usan "la calumnia y la mentira" según dijo ayer Juan Luis Cebrián, consejero delegado del grupo PRISA, en una conferencia pronunciada en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, bajo el título Calumnia, que algo queda. Cebrián aseguró que no se puede competir con los gigantes de la comunicación norteamericanos, europeos o japoneses si no se intenta fortalecer desde España algunos grupos.

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Sin embargo, el importante de bate sobre virtualidades y peligros de los grupos multimedia está siendo distorsionado por "un puñado de periodistas" que, al servicio de concretos in tereses económicos o políticos, "se empeñan en prácticas difa matorias", afirmó también el conferenciante, a quien acompañaban el presidente y secretario de la Asociación de Edito res de Diarios (AEDE), Vicente Montiel y Pedro Crespo, res pectivamente, y el decano, Ja vier Fernández del Moral.En apoyo de su tesis princi pal, Cebrián citó casos concre tos de concentración:

-Estados Unidos: a la fu sión de Time-Warner sucedió la de la compañía de teléfonos Bell Atlantic con TCI, el mayor operador de cable norteameri cano. Y a ésta la OPA de Vía com -operador del canal de televisión MTV- sobre la Paramoúnt. Estas fusiones, cuyo valor se contabiliza por billones de pesetas, no son la excepción, sino que marcan la política a seguir.

-Europa: Murdoch en el Reino Unido, Bertefismann en Alemania, Berlusconi o la Rizzoli en Italia, CLT en Luxemburgo, Hachette y Havas en Francia "son ejemplos de la decisión de los Gobiernos y los líderes sociales del Viejo Continente de no dejarse pisar" por la invasión estadounidense. Igualmente citó a un grupo de tamaño medio como el británico Pearson, propietario del Financial Times y de la revista The Economist, que decidió el año pasado desinvertir en petróleo para concentrarse en medios de comunicación, ocio y cultura. (Pearson controla en España el 28% de Marca, Actualidad Económica y Expansión, y se dispone a invertir en el parque Busch de Cataluña).

Frente a estas evidencias, España apenas ha generado grupos, y mucho menos dis puestos a saltar nuestras fronteras. La revista Hola y el grupo PRISA son las modestas ex cepciones. Cebrián reconoció que la concentración sugiere peligros desde el punto de vista del pluralismo informativo, pero alegó ejemplos prestigiosos deotros países -The Economist o The New York Times- como medios que están en manos de grupos, sin que la democracia haya sufrido. "Para mayor inri" agregó Cebrián, "contemplamos que el diario cuyo director se alza rampante contra la concentración -personificándola abruptamente en PRISA, a cuyos ejecutivos llega a tachar nada menos que de criminales- es el periódico propiedad de la Rizzoli, sociedad a su vez controlada por el grupo Fiat" (el mayor imperio empresarial europeo de propiedad familiar). Todo lo cual no tiene nada de reprobable, a. juicio de Cebrián, quien, sin embargo, considera cínico que el diario español que denuncia a otros por concentración sea aquel en el que Rizzoli posee el 45%.

El problema enlaza con la cuestión de la libertad de expresión. Para Cebrián, "huyendo del periodista obediente, hemos caído en aquel que lo es, quizá no al poder político, sino a sus propias pasiones y ambiciones, no necesariamente todas lícitas ni siempre confesables"

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