EDUCACIÓN: TRIUNFO DE LA ENSEÑANZA LAICA EN FRANCIA

Balladur renuncia a su plan de ayudas a la enseñanza privada

La decisión del Consejo Constitucional de anular la reforma de la llamada ley Falloux por considerarla en contradicción con el principio de "igualdad entre la enseñanza pública y la privada" es el primer revés serio que sufre Edouard Balladur desde que llegó al Gobierno. Ayer, el ministro de Educación, François Bayrou, anunció que el Gobierno renunciaba a modificar su reforma para adaptarla a las exigencias de los nueve sabios del Constitucional, y optaba, lisa y llanamente, por retirarla.Es la victoria total para el campo laico, un refuerzo importante para la acción del presiden...

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La decisión del Consejo Constitucional de anular la reforma de la llamada ley Falloux por considerarla en contradicción con el principio de "igualdad entre la enseñanza pública y la privada" es el primer revés serio que sufre Edouard Balladur desde que llegó al Gobierno. Ayer, el ministro de Educación, François Bayrou, anunció que el Gobierno renunciaba a modificar su reforma para adaptarla a las exigencias de los nueve sabios del Constitucional, y optaba, lisa y llanamente, por retirarla.Es la victoria total para el campo laico, un refuerzo importante para la acción del presidente Mitterrand y un salvavidas para una izquierda que parecía paralizada por las dotes de Balladur para convencer a la opinión pública.

Se mantiene, sin embargo, la convocatoria de una gran manifestación para el domingo como protesta contra la reforma Bayrou. Las previsiones cifraban entre 250.000 y 300.000 personas la asistencia de manifestantes; pero éstos, en parte, querían que se retirase la reforma de la ley, y eso ya lo han obtenido. Asistir puede convertirse ahora en sinónimo de aportar respaldo a los socialistas o a los todopoderosos sindicatos de enseñantes. La extensa galaxia laica aparecía hasta ahora unida contra el Gobierno; pero puede estarlo menos cuando se trate de capitalizar la victoria.

Para el socialista Michel Rocard, la prioridad pasa ahora por "convencer al Gobierno de las necesidades de la escuela pública e impedir que dé la espalda a esa prioridad nacional". La FSU, sindicato procomunista y mayoritario entre los enseñantes, cree que el Constitucional "nos anima a ser aún más numerosos mañana en París y a presionar sobre el Gobierno para que renuncie definitivamente a aumentar los créditos públicos destinados a la enseñanza privada". Para el padre Max Cloupet, principal líder de la Enseñanza Católica, "si había desigualdad, eso se debe a una mala redacción del texto".

La enseñanza laica, pública, gratuita y obligatoria" es uno de los mitos fundadores de la República francesa. Balladur lo ha recordado con retraso. El pasado 15 de diciembre, en el Parlamento, su ministro Bayrou, al pretender que el dinero público no sirviese sólo para mantener los centros privados -la ley Falloux marca un límite del 10%-, sino que también estuviese disponible para inversiones destinadas a acrecentar su patrimonio, atacó ese mito fundador.

En Francia, la escuela pública sigue siendo el instrumento de integración por excelencia, la vía para la asimilación de los emigrantes. Los centros privados pueden elegir sus alumnos. Ya lo hacen a través del precio; son centros con muy pocos emigrantes de color o magrebíes. El 3% de extranjeros que acogen, frente al 7% de la pública, corresponde a hijos de ciudadanos de la UE, y, a menudo, a los retoños de las élites africanas y asiáticas.

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