Tribuna:

El listo

Debate en TV-3. Sindicatos. Patronal. Un ex consejero del Gobierno de la Generalitat que tiene apellido de cemento. Y en el fondo, desde una pantalla conectada con Madrid, el Yul Brynner del régimen, don Joaquín Almunia, en su papel de defensa escoba de cuanto se les escapara a los demás. No intervino mucho Almunia, pero sí dejó una pella, y la recuerdo porque está en la línea de la desfachatez del monopolio de la inteligencia del que siguen imbuidos, al menos de pantalla de televisión para afuera, estos intelectuales orgánicos de la modernidad.¿Por qué hay diferencias de criterio tan fundamen...

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Debate en TV-3. Sindicatos. Patronal. Un ex consejero del Gobierno de la Generalitat que tiene apellido de cemento. Y en el fondo, desde una pantalla conectada con Madrid, el Yul Brynner del régimen, don Joaquín Almunia, en su papel de defensa escoba de cuanto se les escapara a los demás. No intervino mucho Almunia, pero sí dejó una pella, y la recuerdo porque está en la línea de la desfachatez del monopolio de la inteligencia del que siguen imbuidos, al menos de pantalla de televisión para afuera, estos intelectuales orgánicos de la modernidad.¿Por qué hay diferencias de criterio tan fundamentales sobre la transformación económica y social no ya entre los sindicatos y la patronal, sino entre los sindicatos y el partido del Gobierno? Exprímanse el coco. ¿No? ¿No sale? Pues Almunia tiene la fórmula. Los sindicatos no han hecho un esfuerzo para renovarse y tener capacidad de análisis de la nueva realidad y cómo hay que abordarla; en cambio, los partidos sí han hecho ese esfuerzo. Aunque Almunia habló en plural, estaba claro que sólo podía hacerlo en nombre de tres partidos inteligentes. Exprímanse el coco. ¿No? ¿No sale? El PSOE (fracción especialistas en bonsáis), CiU y el PNY Sólo esos tres intelectuales orgánicos colectivos valen a la hora de aprehender la realidad, metabolizarla y darle una respuesta política.

Salvada la tentación de la carcajada, a la vista del autobombo del autoengañado listo, me puse a considerar qué hubiera sido de estos chicos sin el Financial Times y el telefonazo constante del FMI, sin esa economía al dictado que están aplicando en nombre de lo que Anguita llamó Santa Alianza en un exceso metafórico desorientador. Estos chicos no tienen ni una idea propia. Son cuerpos buenos conductores de lo que consideran lo inevitable porque ellos no saben cómo evitarlo.

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