La inversion cayó un 8,2% el año pasado, más que en la crisis de los ochenta

Los datos difundidos ayer por el Banco de España suponen una nueva confirmación de la gravedad de la crisis económica y sus efectos negativos sobre las empresas españolas. Durante el pasado año, la inversión empresarial cayó un 8,2%, después de cinco anos de crecimientos de dos dígitos. Esta caída de la formación bruta de capital fijo (excluida la financiación de existencias) es la mayor de la serie de diez años y supera con creces los años de la crisis de los ochenta. En 1983, el decrecimiento de la inversión fue del 5,5%.La Central de Balances muestra, por contra, un fuerte incremento de las...

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Los datos difundidos ayer por el Banco de España suponen una nueva confirmación de la gravedad de la crisis económica y sus efectos negativos sobre las empresas españolas. Durante el pasado año, la inversión empresarial cayó un 8,2%, después de cinco anos de crecimientos de dos dígitos. Esta caída de la formación bruta de capital fijo (excluida la financiación de existencias) es la mayor de la serie de diez años y supera con creces los años de la crisis de los ochenta. En 1983, el decrecimiento de la inversión fue del 5,5%.La Central de Balances muestra, por contra, un fuerte incremento de las amortizaciones, que ha afectado negativamente a las cuentas de resultados de las empresas españolas. Las amortizaciones y provisiones crecieron en 1992 un 40,2%, más del doble que el año anterior. Según José Luis Malo de Molina, este aumento se debe al aumento de la morosidad, que llevó a las amortizaciones ordinarias un 12% por encima de las de 1991, unido al efecto negativo de las diferencias de cambio. La depreciación de la peseta y las provisiones ajenas a la explotación obligó al sector empresarial a aumentar sus dotaciones de forma considerable.

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Respecto a la situación patrimonial, el informe muestra también un agravamiento de la situación financiera de las empresas, cuyo grado de endeudamiento se sitúa en el 49,1% del total de recursos propios. Esta cota no había sido alcanzada desde 1987. El resto de los ratios de rentabilidad (beneficio sobre valor añadido bruto y rentabilidad sobre recursos propios) confirman lo que Malo de Molina calificó como "situación patrimonial delicada".

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