25 años de El Rastrillo y hogares para niños

Nuevo Futuro tiene 124 casas en España

Detrás de El Rastrillo hay algo más que gentes con nombres importantes que se reúnen una vez al año para exponer antigüedades y sonrisas ante los fotógrafos. Está Nuevo Futuro, una organización no gubernamental que desde hace 25 años proporciona hogares, integrados en los barrios, a los niños privados de ambiente familiar. El Rastrillo inaugurado ayer en Madrid estará abierto toda la semana. Los fondos que de allí salgan durarán años. Aumentarán las casas. Ya hay 124 en toda España, una en Perú, cinco en Croacia y, en proyecto, hogares en Colombia y Rusia.

"Estoy orgulloso de mi infanci...

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Detrás de El Rastrillo hay algo más que gentes con nombres importantes que se reúnen una vez al año para exponer antigüedades y sonrisas ante los fotógrafos. Está Nuevo Futuro, una organización no gubernamental que desde hace 25 años proporciona hogares, integrados en los barrios, a los niños privados de ambiente familiar. El Rastrillo inaugurado ayer en Madrid estará abierto toda la semana. Los fondos que de allí salgan durarán años. Aumentarán las casas. Ya hay 124 en toda España, una en Perú, cinco en Croacia y, en proyecto, hogares en Colombia y Rusia.

"Estoy orgulloso de mi infancia. Yo fui uno de los primeros niños de Nuevo Futuro, el más joven que entró. Prácticamente hasta que me casé estuve en el mismo hogar. He tenido como 50 hermanos, pero la misma madre hasta los 14 años, luego me cuidó su hermana. He adoptado sus apellidos, es la mejor gratitud que puedo tener hacia quienes me criaron. Mi madre biológica tiene su camino; yo, el mío", dice Alfredo, de 26 años.Estudió contabilidad y administración. Consiguió trabajo, pero la empresa cerró y fue al paro. Como a otros hijos de Nuevo Futuro, la casa madre le dio trabajo. Él, de todas formas, lleva trabajando en El Rastrillo 13 años. "No hay que verlo como algo frívolo. Cuando estás dentro te das cuenta del valor que tiene", afirma. "En todas las etapas de mi vida siempre he encontrado un apoyo incondicional. Me considero un chico con suerte", dice Alfredo.

Precisamente ése era el objetivo de Nuevo Futuro. Esta organización no gubernamental (ONG) nació en 1968 "para desterrar la imagen de niño de inclusa". Las 10 personas que lo promovían querían ' "influir en el Gobierno para modernizar la ley de adopción y demostrar que los hospicios y orfelinatos no eran una solución ideal para el problema de los niños abandonados". Esas viejas instituciones para menores marginados desaparecieron. Ahora, Nuevo Futuro trabaja en colaboración con el Estado y las comunidades autónomas, y sus responsables reconocen que "la normativa española de adopción es una de las más avanzadas del mundo".

Por los hogares de Nuevo Futuro han pasado casi 3.000 niños, que ya han dado muchos nietos a aquellas mujeres que quisieron ser mamás de una familia numerosa.

Recuerdos felices

"Los primeros niños a los que ayudamos, hace ya un cuarto de siglo, son ahora adultos con recuerdos de infancia felices", dice Carmen Herrero, presidenta de Nuevo Futuro.

La presidenta de honor es la duquesa de Badajoz, Pilar de Borbón, embajadora estos días en los medios de comunicación de la labor que existe detrás del ya famoso Rastrillo.

En los hogares no se permiten fotos ni la presencia de periodistas identificados como tales. Tampoco visitas de personalidades. No se quiere que los niños sientan que son distintos. Si alguien los visita es como amigo o amiga de los educadores, o como familiares. Los encuentros con los padres biológicos se producen en las oficinas de la organización, no en el hogar.

"Queremos que todo sea lo más normal posible. Ellos no viven en un gueto, sino integrados en un barrio, en una ciudad. Procuramos que los hermanos estén juntos. Tienen sus amiguitos, se relacionan con sus vecinos, con su entorno", dice María Josefa Friberg Muñoz-Cobo, del equipo directivo de la organización.

La normalidad la eligen ellos, como cuenta Inma, una educadora de un hogar madrileño. "Si otros compañeros del cole les dicen 'ahí está tu mamá' cuando me ven llegar, ellos me llaman así, y si en una tienda me preguntan: '¿Estos niños son suyos?', yo no lo niego. No importa el nombre, sino el afecto, y ellos saben reclamarlo", dice la educadora.

Los niños llegan a los hogares a través de los organismos responsables de menores en las comunidades autónomas. Unos están tutelados; otros, en guarda y custodia. Pueden vivir en el hogar desde que son bebés hasta que son adultos y pueden valerse por sí mismos. En cada piso hay un máximo de ocho niños y niñas, al cuidado de un hombre y una mujer, o dos mujeres si hay más bebés. Los niños aprenden a ocuparse de sus cosas. "Fomentamos que la mujer no sea vista como la criada", dicen responsables de Nuevo Futuro.

Esta organización se mantiene en un 60% con fondos de la Administración pública y el resto proviene de las ventas de El Rastrillo, donaciones particulares y subvenciones oficiales para actividades concretas.

Las unidades dependientes

"Esta gente es mi familia y mi todo ahora", dice una mujer gitana de 28 anos que vivió con sus tres hijas en un hogar penitenciario la última parte de su condena. Fuera de la cárcel y dentro de un mundo donde ella "no quería ser analfabeta", prefirió el rechazo de los suyos antes que renunciar a un trabajo y una vida independiente de su marido. Las niñas -de 13, 10 y 7 años y tan grandes que "parecen mis hermanas"- viven en un hogar de Nuevo Futuro. "Trabajo por las mañanas de asistenta y estudio por las noches. Quiero sacar el graduado escolar, trabajar como auxiliar de clínica y poder vivir con mis niñas", dice. Mientras tanto, "ellas reciben una cultura que yo no les puedo dar, ¡hasta estudian inglés!".Otras mujeres -casi una veintena- también pudieron vivir con sus hijos un ambiente hogareño y no carcelario gracias a un acuerdo que Nuevo Futuro y la Dirección General de Instituciones Penitenciarias firmaron en 1988. La primera unidad dependiente se abrió en Madrid. Hoy existen otros dos hogares en Las Palmas y Sevilla, con habitaciones individuales para un máximo de seis mujeres y sus hijos.

Funcionarias, personal especializado para cuidado de los niños, alimentos no perecederos y prestaciones relativas a guarderías, transporte y asistencia sanitaria constituyen el aporte oficial. Nuevo Futuro se encarga de aportar y mantener los pisos, dotarles de alimentos perecederos y atención sanitaria no cubierta por la Seguridad Social, así como de gestionar un puesto de trabajo a las madres, asesorarlas legalmente y realizar un seguimiento de su evolución cuando abandonan el hogar.

Por esta labor de reinserción social de las mujeres encarceladas, el Ministerio de Justicia otorgó el pasado año a Nuevo Futuro la Medalla de Oro al Mérito Social Penitenciario.

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