Detenido tras el incendio que causó dos muertes auso en Alcobendas

"Pasó lo que tenía que pasar", se lamentaban ayer varias personas que conocían a Manolo, apodado El Cojo, un hombre de edad avanzada que falleció la noche del viernes dentro de una tienda de campaña en la que vivía. Con él falleció otro hombre, aún sin identificar, que esa misma tarde había llegado al lugar, la parte trasera de la fábrica de muebles Tu Mueble, situada en el término municipal de Alcobendas (82.000 habitantes). La policía interrogaba ayer a una persona de las que habitualmente "para por allí", conocido como El Tarí, que a primeros de este mes presuntamente robó y golpe...

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"Pasó lo que tenía que pasar", se lamentaban ayer varias personas que conocían a Manolo, apodado El Cojo, un hombre de edad avanzada que falleció la noche del viernes dentro de una tienda de campaña en la que vivía. Con él falleció otro hombre, aún sin identificar, que esa misma tarde había llegado al lugar, la parte trasera de la fábrica de muebles Tu Mueble, situada en el término municipal de Alcobendas (82.000 habitantes). La policía interrogaba ayer a una persona de las que habitualmente "para por allí", conocido como El Tarí, que a primeros de este mes presuntamente robó y golpeó a uno de los fallecidos. Jesús, El Paella, junto a su compañero Manolo había establecido allí su residencia desde hacía casi un año. Un obrero que trabajaba en la construcción del edificio donde ahora se encuentra la exposición de muebles les regaló la tienda de campana, de unos veinte metros cuadrados, para que pudieran cobijarse. Ellos, poco a poco fueron introduciendo en la misma varios sofás, camas, un televisor y dos estufas, y tenían construido un chamizo fuera de la tienda, techado con uralita, donde cocinaban con gas butano.

El viernes, sobre las nueve y media de la noche, El Paella y otro chico joven entraron en el bar de un hotel cercano a la tienda de campaña, diciendo que los otros dos se habían quedado en' ella con "una tajada que no se tenían", según los empleados del establecimiento. Quince minutos más tarde les alertaban sobre el incendio.

Los primeros en observar las llamas fueron los empleados de un vivero colindante. No escucharon gritos, ni lamentos: sólo unas "pequeñas explosiones". Cuando lograron apagar las llamas con una manguera de riego, observaron los dos cadáveres. Ayer, los restos calcinados de los muebles, una estufa eléctrica y los hierros retorcidos del televisor aguardaban, junto a una nevera portátil que contenía peces, a que la policía concluyera sus investigaciones.

Las causas del incendio aún se desconocen, aunque todo apunta, según la policía, a que fue fortuito. Sin embargo, Jesús El Paella no paraba de gritar tras el incendio que el Tarí los había quemado. Según el relato que las personas que solían juntarse en la tienda de campaña contaron a los empleados del bar del hotel, El Tarí ya había prendido fuego a una tienda de campaña hace unos meses con un hombre dentro, aunque no hubo víctimas.

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