Reportaje:

Elegir la mejor postura

Uno de los aspectos que menos han evolucionado a la hora de dar a luz es el de la postura de la mujer. "El que cada una pudiera elegir la posición que le resulta más cómoda es algo fundamental, pero esto es muy complicado, por la simple razón de que no se dispone de camas o de mesas que lo permitan en los hospitales", explica María José Cerqueira, obstetra del hospital Vall d'Hebron de Barcelona. En cuclillas o recostadas son, según los especialistas, las posturas más fisiológicas.Un estudio realizado en el hospital Doce de Octubre de Madrid, a mediados de los años ochenta, mostró también las ...

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Uno de los aspectos que menos han evolucionado a la hora de dar a luz es el de la postura de la mujer. "El que cada una pudiera elegir la posición que le resulta más cómoda es algo fundamental, pero esto es muy complicado, por la simple razón de que no se dispone de camas o de mesas que lo permitan en los hospitales", explica María José Cerqueira, obstetra del hospital Vall d'Hebron de Barcelona. En cuclillas o recostadas son, según los especialistas, las posturas más fisiológicas.Un estudio realizado en el hospital Doce de Octubre de Madrid, a mediados de los años ochenta, mostró también las ventajas de caminar durante la dilatación, en vez de permanecer acostada. Deambular facilita y acelera la dilatación. Esto es posible en el hospital madrileño gracias a un sistema autónomo de monitorización fetal.

Más información

La necesidad de practicar una episiotomía (una incisión en el periné que facilita una abertura mayor para el paso del feto) es también uno de los aspectos que suelen preocupar a las mujeres. ¿Es siempre necesaria? Un estudio elaborado por la Asociación Sueca de Matronas, hace tres años, mostró que no es imprescindible, tanto en primerizas como en mujeres con varios hijos. "A veces no es posible esperar a que el periné se distienda por sí solo, porque el feto puede sufrir; y en otros casos, porque la mujer no tiene la elasticidad suficiente, pueden producirse graves desgarros, lo que era común en nuestras abuelas", dice Zamarriego.

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