"Si fuese español o francés, me iría de Argelia"

Lleva corbata, algo insólito entre los integristas. Rabali. Kebir, de 37 años, fisíco, fue hasta principios de 1992 responsable de las relaciones exteriores del Frente Islámico de Salvación (FIS). Ese año huyó de Argelia, poco antes de que, en mayo, se le condenase a 20 años de cárcel por, según él, poseer un fax. Más tarde fue condenado a muerte por su supuesta participación en el atentado del aeropuerto de la capital que en agosto de 1992 causó 9 muertos y 123 heridos. Argelia solicitó su extradición de Alemania, donde espera obtener estatuto de refugiado. Después de tres meses en una cárcel...

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Lleva corbata, algo insólito entre los integristas. Rabali. Kebir, de 37 años, fisíco, fue hasta principios de 1992 responsable de las relaciones exteriores del Frente Islámico de Salvación (FIS). Ese año huyó de Argelia, poco antes de que, en mayo, se le condenase a 20 años de cárcel por, según él, poseer un fax. Más tarde fue condenado a muerte por su supuesta participación en el atentado del aeropuerto de la capital que en agosto de 1992 causó 9 muertos y 123 heridos. Argelia solicitó su extradición de Alemania, donde espera obtener estatuto de refugiado. Después de tres meses en una cárcel de Múnich, junto con Usama Madani, hijo del líder del FIS, se rechazó la petición y fue puesto en libertad. Entonces fue nombrado presidente de la dirección ejecutiva del frente en el exilio.

Pregunta. El invierno pasado aseguró a EL PAÍS que los islamistas en armas en Argelia no golpearían ni a extranjeros ni las infraestructuras. ¿Por qué ha sucedido lo contrario?

Respuesta. Las dificultades inherentes a la clandestinidad impiden a la dirección del FIS hacer llegar sus instrucciones, controlar a todos los muyahidin (combatientes). Muchos grupos armados actúan en su barrio o en su región con escaso contacto con los demás. Falta coordinación. No es extraño que haya reacciones espontáneas, en parte provocadas por la actitud de algunas potencias occidentales, especialmente Francia, cuyo ministro de Exteriores [Alain Juppé] nos provoca con sus declaraciones. Creo, no obstante, que nuestra respuesta debe ser política.

P. ¿Qué explicación da para las cinco víctimas mortales extranjeras, pero no francesas, de la guerrilla islámica?

R. En Haití, EE UU y la ONU luchan por restablecer en el poder a un presidente elegido.

En Argelia, en cambio, apoyan a un régimen que interrumpió un proceso electoral modélico porque ibamos a ganar. La vara de medir no es la misma. Si supiera cómo envidiamos a Aristide (presidente exiliado de Haití)...

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P. ¿Condena los secuestros y atentados contra extranjeros?

R. Primero hay que condenar a quienes a diario aterrorizan al pueblo argelino y le han obligado a recurrir a las armas. La tortura, las ejecuciones sin juicios, los encarcelamientos arbitrarios son sistemáticos desde el golpe de Estado de enero de 1992.

P. ¿Si usted fuese técnico francés o español residente en Argelia se iría del país?

R. Sí. Me largaría. No por miedo al pueblo argelino. Por razones éticas. Para no apoyar con mi trabajo a la junta militar en el poder. Cuando el pueblo ejerza el poder, regresaría. El FIS dará entonces la bienvenida a todos aquellos que quieran cooperar en el desarrollo de Argelia.

P. Aunque el FIS no preconice echar a los extranjeros, su huida sirve a su causa.

R. Indudablemente, en la medida en que aísla, priva de recursos y, en definitiva, debilita aún más al régimen.

P. ¿Por qué la guerrilla islamista ataca ahora también a intelectuales o periodistas argelinos, algunos nada sospechosos de simpatías hacia el régimen?

R. Muchos de ellos están comprometidos con la dictadura cuya propaganda difundían. En otros casos se ha producido una reacción de venganza. También caen intelectuales que están con nosotros. Mataron en Tizi Uzu, entre otros muchos ejemplos, al profesor de sharia [ley islámica] Hamud Jambali, o al jeque Jumeil.

P.¿Cuál es la situación sobre el terreno?

R. Argelia vive una guerra civil. Los balances oficiosos que hablan de 3.000 muertos desde hace 22 meses se quedan cortos. Hay también, por lo menos, 25.000 personas encarceladas por motivos político-religiosos. Muchos choques sangrientos en localidades alejadas no trascienden. Hay muchas bajas por ambos lados, y mueren civiles inocentes. La diferencia entre ambos bandos es que cuando cae uno de nuestros combatientes no faltan candidatos para sustituirle. A veces, en cambio, nos pueden faltar armas para empuñar.

La mayoría las hemos robado a las fuerzas de seguridad. A pesar de la falta de medios y de la brutal represión, los muyahidin ganan terreno. Hay ya barrios enteros y sobre todo zonas montañosas en las que el Ejército no se atreve a entrar. Son zonas liberadas. Por eso la fuerza aérea bombardea con napalm los djebels (sierras) del Jijel o de Tizi Uzu. La prensa occidental ni lo menciona.

P. La prensa argelina ha evocado primero conversaciones suyas en Barcelona hace un mes con personalidades cercanas al poder, y después entre la Comisión de Diálogo Nacional argelina y un responsable del FIS encarcelado, Abdelkader Hachani. ¿Qué hay de cierto?

R. Yo no puedo salir de Alemania. Si han entrado en la celda de Hachani, lo ignoro. La filtración de estos supuestos contactos es una intoxicación para intentar crear recelos entre la dirección política del FIS y los muyahidin. Hay algunos combatientes que pueden preguntarse si los políticos vamos a claudicar. No hay ninguna negociación en curso. No la puede haber mientras los responsables estén en prisión, mientras no nos podamos concertar entre nosotros.

P. ¿Qué opinión le merece la Comisión de Diálogo Nacional, creada el 13 de octubre para organizar la transición democrática?

R. Me gustaría saber por qué va a tener éxito allí donde no lo tuvo una instancia superior como el Alto Comité de Estado, que ya pretendió desarrollar esa tarea. Además, ¿cómo se puede llevar a cabo la transición sin contar con la principal fuerza del país? Es ridículo. Hemos advertido a algunas fuerzas políticas integradas en la comisión y que son algo representantivas, como Hamás (islamistas moderados), que no deben ensuciarse comprometiéndose con el poder.

P. Es muy difícil que ganen militarmente. ¿No deberán algún día aceptar una negociación?

R. Sí, pero el objetivo de ese diálogo sólo puede ser restablecer la decisión soberana del pueblo de diciembre de 1991 [primera vuelta de las elecciones generales que apuntaba a una amplia victoria del FIS]. Si hace falta, celebraremos la segunda vuelta [cancelada en enero de 1992], y nuestro triunfo será aún más aplastante de lo que hubiese sido el año pasado. No me gustaría que la cúpula del Ejército se dividiese, porque se derramaría mucha más sangre. Espero que los militares tomen conciencia de su derrota y abran la vía al pueblo.

P. ¿Qué pasará si Gobierna el FIS?

R.No le puedo contestar. Habrá entonces una sociedad con leyes diferentes inspiradas por el pueblo. Sólo le puedo decir que nuestro modelo no es Arabia Saudí, ni Irán ni Sudán. Nos inspiramos en el Estado que fundó el profeta. Y nuestro islam tiene los colores de Argelia.

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