Anatomía del tecnodelincuente

Es brillante, incomprendido, joven, genio en matemáticas, y no logra conseguir una cita para el sábado por la noche. Se sienta ante el ordenador y comienza la fiesta. Pero no lo hace por maldad sino para divertirse y para demostrarse a sí mismo de lo que es capaz.Éste es un aspecto del estereotipo que define a un hacker o pirata informático, tecnodelincuente que causa dolores de cabeza a empresarios, directivos de instituciones y, en ocasiones, a los usuarios de ordenadores personales. Como todos los estereotipos, tiene parte de verdad y parte de inexactitud, pero a esta figura s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es brillante, incomprendido, joven, genio en matemáticas, y no logra conseguir una cita para el sábado por la noche. Se sienta ante el ordenador y comienza la fiesta. Pero no lo hace por maldad sino para divertirse y para demostrarse a sí mismo de lo que es capaz.Éste es un aspecto del estereotipo que define a un hacker o pirata informático, tecnodelincuente que causa dolores de cabeza a empresarios, directivos de instituciones y, en ocasiones, a los usuarios de ordenadores personales. Como todos los estereotipos, tiene parte de verdad y parte de inexactitud, pero a esta figura se debe, por ejemplo, que en España se hayan dado casos como el de un empleado de banca que redondeaba a su favor los saldos de céntimos y los desviaba a una cuenta especial, o de otro empleado de una empresa de gas que creó un almacén ficticio al que iba a parar todo el material que se desechaba y que después él vendía.

Más información

Ahora, algunas empresas estadounidenses han comenzado un proceso de reconversión de los piratas informáticos. Según recoge la revista Forbes, muchas empresas de informática y telecomunicaciones han logrado localizar a determinados hackers y los han contratado, sea como consultores de seguridad informática o como espías industriales.

Es decir, que estos peligrosos expertos, en la actualidad cobran por salvaguardar los ordenadores de acciones como las que ellos ejecutaban hasta ahora. Pretenden reducir un fraude que sólo en desvíos de llamadas telefónicas asciende a 200.000 millones de pesetas.

Archivado En