Tribuna:

Descubrir un pasado inédito

La concesión del premio Nobel de Economía a Robert W. Fogel y a Douglass C. North es una gran noticia para la historia económica (en especial para la norteamericaria, por supuesto) y también para una rama particular de esta ciencia, la llamada nueva historia económica o cliometría. Esta escuela nació en Estados Unidos hacia 1960 y su postulado básico es el uso sistemático de la economía (teoría económica, métodos estadísticos y econométricos) en historia. Al principio se la llamó nueva historia económica, pero, como hoy, con más de 30 años pasados, la novedad se ha perdido, la búsqueda de nomb...

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La concesión del premio Nobel de Economía a Robert W. Fogel y a Douglass C. North es una gran noticia para la historia económica (en especial para la norteamericaria, por supuesto) y también para una rama particular de esta ciencia, la llamada nueva historia económica o cliometría. Esta escuela nació en Estados Unidos hacia 1960 y su postulado básico es el uso sistemático de la economía (teoría económica, métodos estadísticos y econométricos) en historia. Al principio se la llamó nueva historia económica, pero, como hoy, con más de 30 años pasados, la novedad se ha perdido, la búsqueda de nombres alternativos ha producido el sonoro y algo pedante de cliometría (Clío era la musa de la historia), más usado en EE UU (siempre un poco en broma) que en Europa, donde se prefiere la expresión economía histórica.En todo caso, esta escuela, que se pretende tanto o más afiliada a la economía que a la historia (de ahí lo oportuno del premio), afirma que para mejor conocer el pasado se deben emplear las mejores técnicas de las ciencias sociales. Como la economía es, sin duda, la ciencia social más avanzada y, precisa, la utilización de sus técnicas puede mejorar mucho nuestro nivel de conocimiento y comprensión del pasado. En esta tarea han colaborado una pequeña legión de historiadores económicos norteamericanos, de la que los recién galardonados son representantes distinguidos. Pero la escuela ha ganado adeptos en otros países, especialmente Inglaterra y los anglosajones, Suecia -que tiene un glorioso predecesor de la cliometría en Eli Heckscher- y, por qué no decirlo, España, donde hay un grupo muy activo de cliómetras reconocidos internacionalmente.

Los cliómetras se han distinguido por echar abajo mitos históricos bien establecidos. Aplicando rigor teórico y haciendo buen uso del ordenador, han derribado muchas vacas sagradas y descubierto aspectos inéditos del pasado. En esto, Fogel quizá haya sido el más distinguido: se hizo famoso con una tesis demostrando que los ferrocarriles habían tenido mucha menos importancia para el crecimiento norteamericano de lo que muchos historiadores habían afirmado. Demostró que la red fluvial y de canales hubiera podido sustituir al ferrocarril sin gran pérdida de bienestar para el país. Los métodos de Fogel se han utilizado en muchos otros países, entre ellos, España. En último término, la tesis de Fogel trataba de demostrar que el crecimiento económico no es cosa de unos pocos sectores (como mantenían los modelos de crecimiento desequilibrado de Rostow y Hirschman), sino de la sociedad en su conjunto. También han sido famosos los estudios de Fogel y sus asociados sobre la esclavitud. Actualmente, Fogel trabaja sobre aspectos biológicos del crecimiento económico.

Douglass North, menos cuantitativo, se distingue por la originalidad y rigor de su pensamiento y por la gran amplitud de sus intereses. Norteamericano educado en Europa, ha investigado con igual éxito a ambos lados del Atlántico. Se hizo famoso por su reinterpretación del funcionamiento de la economía norteamericana previa a la guerra de secesión, pero su trabajo más extenso y reciente está basado en la aplicación a la historia de la teoría de los costes de transacción, que le ha permitido desarrollar teorías e interpretaciones del desarrollo económico de Europa en función de la evolución institucional: sistemas legales y, en especial, el derecho de propiedad. Para North, el desarrollo de un Estado de derecho con normas y procedimientos bien definidos y respeto por la iniciativa individual, sin arbitrariedad y con igualdad ante la ley, ha sido un elemento clave de desarrollo económico, y la historia de Europa lo demuestra. Como concluye en uno de sus libros más conocidos, El crecimiento del mundo occidental, "los fracasos económicos [entre los que incluye la península Ibérica] han sido consecuencia de una organización económica ineficiente. Tanto Adam Smith como Karl Marx eran de esta opinión".

Los libros más conocidos de ambos autores -Los ferrocarriles y el crecimiento económico de los Estados Unidos, Tiempo en la cruz. La economía de la esclavitud americana, de Fogel; Una nueva historia económica. Crecimiento y bienestar en el pasado de los Estados Unidos, Estructura y cambio en historia económica, de North- están traducidos al castellano.

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