Digestiones cuesta arriba

Un 50% de los problemas estomacales no tienen causa orgánica

Sentarse a trabajar después de comer supone una pequeña tortura cotidiana para muchas personas. Una sensación de pesadez que puede durar hasta varias horas después de la comida, el sabor de los alimentos ingeridos que vuelve a la boca, una especie de acidez que recorre el cuerpo y dificulta la concentración y provoca mal humor y nerviosismo suelen ser las molestias más comunes asociadas a lo que se llama una "digestión pesada"."En los últimos años ha aumentado la incidencia de este tipo de trastornos digestivos que llamamos inespecíficos", afirma José Manuel Jiménez Parga, médico de la Uni...

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Sentarse a trabajar después de comer supone una pequeña tortura cotidiana para muchas personas. Una sensación de pesadez que puede durar hasta varias horas después de la comida, el sabor de los alimentos ingeridos que vuelve a la boca, una especie de acidez que recorre el cuerpo y dificulta la concentración y provoca mal humor y nerviosismo suelen ser las molestias más comunes asociadas a lo que se llama una "digestión pesada"."En los últimos años ha aumentado la incidencia de este tipo de trastornos digestivos que llamamos inespecíficos", afirma José Manuel Jiménez Parga, médico de la Unidad de Aparato Digestivo del hospital La Paz de Madrid. "En gran parte por el tipo de vida, las comidas apresuradas o el estrés, pero también porque la gente tiene cada vez más conciencia de sus trastornos y decide acudir al médico".

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Este tipo de molestias se diagnostican como síndrome dispéptico, "un poco como un cajón de sastre", según reconoce Jiménez Parga, "que engloba esa sensación de que la comida se queda en el estómago, de eructos que la recuerdan después de varias horas, de ardores, de distensión en el abdomen, de gases, etcétera".

Entre el 40 y el 50% de las consultas relacionadas con estos trastornos no tienen una causa orgánica, como una úlcera o una gastritis crónica. Suelen afectar, sobre todo, a personas jóvenes, entre los 20 y los 30 años, especialmente mujeres, "con una gran ansiedad, porque han deambulado de médico en médico y aceptan mal que su trastorno les acompañará probablemente de por vida", explica José Luis Velo Bellver, jefe de la Unidad Funcional de Vías Biliares del hospital Gregorio Marañón de Madrid. "En muchos casos se trata de personas altas y delgadas, que poseen un estómago demasiado largo, que funciona despacio y se vacía mal".

Sin embargo, no necesariamente se trata de personas nerviosas. "Lo fundamental es descartar que este tipo de síntomas se debe a una causa orgánica, como una úlcera o una gastritis crónica, sino a un trastorno funcional, relacionado probablemente con una alteración en la motilidad del tubo digestivo, algo de lo que hoy por hoy se sabe muy poco", explica Jiménez Parga.

En la actualidad, se estudia la posibilidad de que estos trastornos tengan su origen en una secreción inadecuada de determinados neurotransmisores, fundamentalmente de tipo hormonal, que provocan una alteración en los nervios que rigen el movimiento del estómago y del tracto digestivo. "El porqué se produce esta alteración, si se trata de una infección secundaria o vírica, no se sabe", agrega Jiménez Parga.

Una causa frecuente puede ser una mala masticación de los alimentos. Masticar apresuradamente provoca una ingestión excesiva de aire, responsable de la acumulación de gases que origina esa característica sensación de pesadez. "El 80% de los gases del aparato digestivo proceden de la deglución, no de una mala fermentación en el intestino", explica Vela Bellver. "En algunos casos, la acumulación de gases puede deberse a un déficit de los fermentos pancreáticos que intervienen en la digestión de la grasa, pero es un trastorno muy poco frecuente".

Halitosis

Los alimentos llegan, además, mal triturados al estómago, porque las enzimas presentes en la saliva funcionan peor sobre el bolo digestivo, con lo que el estómago se ve obligado a trabajar más y de forma más lenta. Aunque esta sensación se describa, a veces, como ardor de estómago, éste se debe a una anormal secreción de ácidos gástricos, normalmente asociada a las úlceras duodenales.Otra de las molestias que acompañan a algunas digestiones difíciles es un aliento cargado o agrio, difícil de mitigar, producido por un mal vaciamiento del estómago. La halitosis se debe, con frecuencia, a afecciones locales de la boca. "Una mala higiene dental y bucal, caries, infecciones en las encías, piorrea, o la presencia de placa bacteriana, son las causas más frecuentes", explica Antonio Bascones, catedrático de Estomatología de la Universidad Complutense de Madrid. "Lo fundamental es una limpieza dental después de cada comida, sobre todo antes de acostarse", añade. EL PAÍS En otros casos, el mal aliento puede estar provocado por inflamaciones en la mucosa nasal, sinusitis, rinitis o amigdalitis. La acetosis (exceso de acetona) que acompaña frecuente mente a las fiebres muy altas en la infancia, lleva asociada también una halitosis característica. La gastritis y las afecciones de vesícula pueden provocar también halitosis, pero no se ha demostrado que tenga relación con el estreñimiento.

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