Un convoy encabezado por 'cascos azules' españoles logra entrar en Mostar tras dos meses de bloqueo

Un convoy humanitario encabezado por cinco vehículos blindados de los cascos azules españoles pertenecientes a la Agrupación Canarias logró entrar por fin ayer por la tarde en la capital de la Herzegovina, Mostar, virtualmente aislada del resto del mundo desde hace dos meses y escenario de encarnizados combates entre fuerzas croatas y musulmanas. Hasta ayer, esta ciudad a orillas del río Neretva era la única deel país inaccesible para la ayuda humanitaria, y se había convertido en uno de los focos de mayor tragedia en la sangrienta guerra civil bosnia.

La entrada del convoy fue posible ...

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Un convoy humanitario encabezado por cinco vehículos blindados de los cascos azules españoles pertenecientes a la Agrupación Canarias logró entrar por fin ayer por la tarde en la capital de la Herzegovina, Mostar, virtualmente aislada del resto del mundo desde hace dos meses y escenario de encarnizados combates entre fuerzas croatas y musulmanas. Hasta ayer, esta ciudad a orillas del río Neretva era la única deel país inaccesible para la ayuda humanitaria, y se había convertido en uno de los focos de mayor tragedia en la sangrienta guerra civil bosnia.

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La entrada del convoy fue posible gracias a las gestiones de Cedric Thornberry, jefe de Asuntos Civiles de las fuerzas de la ONU, que acompañó a los cascos azules. El convoy, sin embargo, sólo pudo suministrar medicamentos -entregados por la organización Médicos sin Fronteras- a la parte croata, aunque se espera que otro convoy pueda hoy abastecer a la parte musulmana.Los cascos azules españoles encontraron una ciudad desgarrada. Más de 35.000 musulmanes subsisten acorralados en la parte oriental de Mostar. Los heridos mueren en el hospital por falta de plasma, mientras los combates entre croatas y musulmanas se intensifican en el centro urbano y en las orillas del río Neretva. Intenso fuego de morteros, continua actividad de francotiradores y explosión de bombas de fabricación casera dibujaban ayer, una vez más, el panorama bélico de Mostar.

Los jefes de la Agrupación Canarias, integrada por 1.100 cascos azules españoles, habían mantenido por la mañana una reunión con responsables militares musulmanes, serbios y croatas para agilizar el intercambio de prisioneros, garantizar la circulación de convoyes de alimentos y medicinas en la zona y permitir la evacuación de los heridos más graves.

Por el contrario, Sarajevo vive días de relativa calma, que los habitantes quieren considerar ya como el comienzo de la posguerra. Portavoces de las fuerzas de paz de la ONU (Unprofor) manifestaron ayer que los 3.000 cascos azules desplegados en Sarajevo (dos batallones franceses, uno egipcio y otro ucraniano) serán suficientes para aplicar en la capital los acuerdos alcanzados en Ginebra.

Los serbios, sin embargo, siguen dificultando la definitiva retirada del monte Igman. Un centenar de soldados permanecían todavía ayer en la zona desmilitarizada, a la espera de medios de transporte que los desalojen de las polémicas colinas de Sarajevo. Los generales Jean Cot y Francis Briquemont, responsables de Unprofor en la antigua Yugoslavia y en Bosnia-Herzegovina, respectivamente, visitaron ayer el monte para negociar con los comandantes serbios el total repliegue.

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A la espera de las resoluciones de la Conferencia de Paz de Ginebra, los 3.000 cascos azules desplegados en Sarajevo comienzan a estudiar la aplicación del sistema de protectorado de las Naciones Unidas durante dos años en la capital bosnia. "Los acuerdos nos obligarán a modificar los contenidos de nuestra misión", señaló ayer el teniente coronel Fernando Sánchez Lafuente, jefe de Estado Mayor de Unprofor en Sarajevo.

A pesar de que las noticias de Ginebra han devuelto una cierta esperanza, no exenta de escepticismo, a los 300.000 vecinos de la sitiada capital, los morteros y los disparos mantienen una enfermiza constancia, aunque sólo sea para mantener atemorizada a la población. Un ataque con morteros de los serbios causó el miércoles dos muertos y 18 heridos en el barrio de Dobrinja, según confirmó ayer el portavoz de Unprofor, Barry Frewer.

La búsqueda diaria de agua, cuyo suministro no se ha restablecido en Sarajevo desde hace dos semanas, sigue siendo la tarea más urgente. A pesar de que la entrada de convoyes desde la zona norte del país comienza a normalizarse, las rutas del centro y del sur de Bosnia continúan bloqueadas por los combates y la imposibilidad de reparar los puentes destruidos que enlazaban las dos orillas del río Neretva. La Agrupación Canarias negocia en la actualidad con los serbios la apertura de una ruta bajo su control que enlazaría Metkovic y la costa del Adriático con Sarajevo a través de Stolac y Foca.

Zonas de seguridad

Por otra parte, y pese a la persistencia de esporádicos bombardeos, las cinco zonas de seguridad declaradas por la ONU el pasado mes de mayo comienzan a recibir ayuda humanitaria de manera regular. Linda Sacks, portavoz del ACNUR y conocedora de la situación en Bosnia oriental, señaló ayer que los problemas de abastecimiento en Tuzla, Srebrenica, Zepa y Gorazde están en vías de solución. Las condiciones de vida más desesperadas de Bosnia oriental son ahora las del enclave musulmán de Gorazde, donde los serbios han desplazado nuevas tropas que, según la Armija bosnia, proceden del monte Igman, en las cercanías de Sarajevo.Por otra parte, los ministerios españoles de Asuntos Exteriores, Defensa y Sanidad han acordado incrementar la ayuda sanitaria a Mostar, Jablanica y poblaciones de la zona del río Neretva, informa Europa Press.

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