El Gobierno exige sacrificios a todos y promete austeridad en la Administración

El Gobierno exigió ayer sacrificios a toda la sociedad, porque "lá crisis es de todos" según afirmó el ministro de Economía, Pedro Solbes, en el pleno extraordinario del Congreso convocado para debatir la grave situación económica. Aparte de la congelación salarial en el sector público -y en el conjunto de empresas y trabajadores si se alcanza el pacto social-, Solbes anunció que se reducirá el déficit público, pero que la inversión del Estado crecerá sólo el 2,5% el próximo año. Para preservar su papel motriz de la actividad económica, la inversión en infraestructuras crecerá un 11,41% en 199...

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El Gobierno exigió ayer sacrificios a toda la sociedad, porque "lá crisis es de todos" según afirmó el ministro de Economía, Pedro Solbes, en el pleno extraordinario del Congreso convocado para debatir la grave situación económica. Aparte de la congelación salarial en el sector público -y en el conjunto de empresas y trabajadores si se alcanza el pacto social-, Solbes anunció que se reducirá el déficit público, pero que la inversión del Estado crecerá sólo el 2,5% el próximo año. Para preservar su papel motriz de la actividad económica, la inversión en infraestructuras crecerá un 11,41% en 1994.

La lucha contra el fraude fiscal será reforzada a través de una unidad especial y de -una reforma legal que endurezca las sanciones y la tipificación de este tipo de delitos. También se dedicará especial atención a evitar el fraude en el seguro de paro. Contra los excesos de la Administración se aprobarán normas que impidan el desvío de determinadas partidas presupuestarias y el Gobierno congelará en los presupuestos del próximo año la partida de gastos corrientes.El objetivo es contener el déficit público dentro del límite del 4,5% del PIB en 1994. El ajuste recaerá principalmente en los sueldos. El proyecto es que las subidas salariales acumuladas en los próximos tres años se queden, como mínimo, un 6% por debajo del aumento de la inflación. La contrapartida es mantener el empleo y una política "coherente" de congelación de dividendos.

La palabra "sacrificios" sustituyó ayer a la de "esfuerzo" en el discurso gubernamental. Pero el primer pleno extraordinario de la democracia que se realiza en periodo de vacaciones parlamentarias se saldó con críticas generalizadas de la oposición a las medidas que propone el Gobierno para afrontar la crisis. Fueron matizadas en boca de los nacionalistas vascos y catalanes, y rotundas desde las filas del PP e Izquierda Unida.

El líder del Partido Popular, José María Aznar, afirmó que Felipe González "ha engañado, ha mentido y ahora va a empobrecer el país". En la tribuna, el portavoz popular, Rodrigo Rato, expresó la oposición de su partido a la reducción de salarios y planteó a cambio vincular las subidas al aumento de productividad Rato acusó al Gobierno de carecer de proyecto político e intención de cambiar la política económica. Como alternativa, el PP propuso la creación de estímulos a la inversión y un nuevo tratamiento (le plusvalías, amortizaciones y regularización de balances, así como la reducción de los tipos marginales que sufren las rentas más altas en el RPF. Rato reclamó también un programa de estímulo para las pequeñas y medianas empresas (pymes) y una moratoria fiscal para las de nueva creación.

Para IU, los paganos de todo el peso del ajuste van a ser "los trabajadores y los parados, además de los funcionarios", según el sombrío análisis que hizo Francisco Frutos.

Miquel Roca, portavoz de CiU, puso muy alto el listón del apoyo de su grupo al Gobierno al reclamar un cambio de política económica y exigir "exoneración fiscal" para las pymes. Jon Zabalía apuntó que el voto del PNV "no es un cheque en blanco", pero antes había recalcado que la crisis es tan grave que requiere el apoyo de todos.

Páginas 15 a 17

Editorial en la página 8

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