La lucha por Krajina sitúa a Serbia y Croacia al borde de la guerra

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Las fuerzas serbias que ocupan la región de Krajina, en Croacia bombardearon ayer, tras cuatro meses de calma, varias ciudades croatas, entre ellas Karlovac (a 40 kilómetros de Zagreb), Gospic y Zadar, con el resultado de un muerto y 14 heridos. Los dirigentes serbios solicitaron al secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, que impida la reapertura del puente flotante de Maslenica. y del aeropuerto de Zemunik, en Zadar, a cinco kilómetros de las líneas de combate entre las tropas serbias y croatas, que las autoridades de Zagreb han decidido inaugurar el domingo, de manera unilateral.

Decenas de proyectiles cayeron sobre el centro histórico de Karlovac, donde numerosos inmuebles fueron pasto de las llamas. La Federación Internacional de la Cruz Roja anunció la evacuación de sus delegados de ciertas regiones de Croacia debido "a los violentos combates" entre fuerzas serbias y croatas.

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El presidente de Croacia, Franjo Tudjman, criticado por su incapacidad para recuperar diplomática o militarmente los territorios formalmente croatas, pero bajo control serbio desde 1991, anunció la reapertura del puente, destruido durante la guerra, vital para las comunicaciones a lo largo de la costa dálmata. Tanto el puente como el aeropuerto, recuperados a los serbios durante la ofensiva croata, del 22 de enero pasado, se encuentran tan cerca de las líneas de combate, que su utilización depende exclusivamente de la buena voluntad de las dos partes para dejarlos funcionar.

Los dirigentes serbios de Krajina consideran que la pompa que acompañará la inauguración del puente -con las invitaciones extendidas al cuerpo diplomático acreditado en Croacia- representa "otro engaño croata" y lanzaron a la comunidad internacional "el último llamamiento para impedir la escalada de la llama de la guerra".

Desde enero pasado, las delegaciones de Zagreb y Knin se han reunido varias veces en presencia de los mediadores de las Naciones Unidas para alcanzar un acuerdo sobre el cese de las hostilidades pero sin resultado alguno.

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Los serbios de Krajina temen la existencia de un acuerdo secreto entre los presidente de Croacia, Franjo Tudjman, y de Serbia, Slobodan Milosevic, sobre un intercambio de los territorios en Croacia y en Bosnia, en cuyo caso la zona de Knin, económicamente pobre, pero una importante vía de comunicaciones para Croacia, podría ser devuelta a Zagreb.

Armados hasta los dientes

Los dos ejércitos han concentrado sus tropas en el sur de Krajina en vísperas de la apertura del puente. "Ambas partes están armadas hasta los dientes, y han traído refuerzos", asegura Cedric Thornberry, director del sector civil del Unprofor. "En estas circunstancias el riesgo de irrupción de la guerra es muy alto".

La Cruz Roja Internacional denunció ayer que su nuevo intento de entrar en Mostar, "donde se vive una situación desesperada", fue impedido por los milicianos del Consejo de Defensa Croata (HVO), con una actitud que "rompe todas las normas de actuación". Fuentes de la organización humanitaria manifestaron ayer en Zagreb que están muy preocupados por las condiciones en que se encuentran Ios numerosos refugiados, la mayoría de ellos musulmanes, que viven en la capital de la Herzegovina.

Mostar, sin agua ni luz

Mostar, al igual que Sarajevo, carece de agua y de energía eléctrica, y la falta de alimentos se está haciendo dramática. Un convoy con 30 toneladas de alimentos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) no puede entrar en la ciudad por imposición de las milicias croatas. Mientras que los cascos azules españoles se han visto obligados a abandonar la zona, debido al hostigamiento de que era objeto por el HVO, fuentes de Unprofor (Fuerzas de Protección de la ONU) en Sarajevo aseguraron que tenían constancia de la llegada de unidades de refuerzo desde la ciudad croata de Split.

Radio Sarajevo, controlada por el Gobierno bosnio, reconoció ayer que el Ejército de Bosnia-Herzegovina libraba fuertes combates al sur de Mostar.

Los obstáculos que las autoridades croatas ponen a organismos como la Cruz Roja Internacional o ACNUR para acceder a Mostar parecen acreditar que se están cometiendo numerosos excesos. El ministro británico de Exteriores, Douglas Hurd, amenazó ayer al Gobierno de Zagreb con reclamar sanciones internacionales si sigue respaldando las acciones de los croatas- de Bosnia.

En Maglaj, al norte de la república, donde los croatas abandonaron a sus aliados musulmanes para combatir junto a los radicales serbios, son numerosos los civiles muertos, según Radio Sarajevo, mientras continúa el flujo de refugiados.

Por otra parte, el líder de la oposición serbia, Vuk Draskovic, abandonó ayer entre las aclamaciones de un millar de personas, el hospital de Belgrado en el que se hallaba ingresado. Visiblemente debilitado por la huelga de hambre que mantuvo durante varios días, Draskovic estaba acompañado de su esposa, Danica, que salió del mismo hospital pocos días antes. El dirigente opositor manifestó: "Todo lo que el mundo democrático ha hecho por nuestra liberación no ha sido únicamente por mí y mi esposa, sino por las fuerzas democráticas de Serbia, por la nueva Serbia que llegará pronto".

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