La Democracia Cristiana italiana desmiente que vaya a autodisolverse

La Democracia Cristiana (DC), el partido que ha regido Italia desde 1948, no se autodisuelve. La noticia, en principio inverosímil, fue desmentida ayer desde todos los sectores del fraccionado patio democristiano, incluido el del secretario general, Mino Martínazzoli. El rumor surge debido a la escasa fortuna de un portavoz, Pierluigi Castagnetti, que el miércoles utilizó el término autodisolución en un contexto que permitía interpretarlo como algo menos que metafórico. El propio Martinazzoli precisó ayer que lo único cierto es que piensa proponer a su partido el cambio del nombre actual por e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La Democracia Cristiana (DC), el partido que ha regido Italia desde 1948, no se autodisuelve. La noticia, en principio inverosímil, fue desmentida ayer desde todos los sectores del fraccionado patio democristiano, incluido el del secretario general, Mino Martínazzoli. El rumor surge debido a la escasa fortuna de un portavoz, Pierluigi Castagnetti, que el miércoles utilizó el término autodisolución en un contexto que permitía interpretarlo como algo menos que metafórico. El propio Martinazzoli precisó ayer que lo único cierto es que piensa proponer a su partido el cambio del nombre actual por el de Centro Popular.

La propuesta del cambio de nombre se hará con ocasión de una asamblea refundacional cuya convocatoria, prevista en principio para la primera semana de julio y ahora para mediados del mes citado, debería ser aprobada hoy por la dirección nacional de los democristianos.Centro Popular responde a la obsesión que todos los partidos italianos demuestran por mantener o heredar la posición privilegiada desde la que la DC ha gobernado, a despecho de que esa centralidad debería tender a desaparecer con el nuevo sistema electoral mayoritario. También evoca la no confesionalidad del primer partido católico fundado en Italia por el reverendo Luigi Sturzo hacia finales de los años veinte.

La iniciativa del cambio de nombre, comentada en ocasiones anteriores, fue insistentemente pedida por el líder ex democristiano Mario Segni, quien declaró ayer que, para renovar una formación, "no basta con cambiarle el nombre". Martinazzoli se había negado hasta ahora a esa iniciativa por no introducir un nuevo tema de división entre los democristianos. Hasta que comprobó el profundo deterioro electoral de su partido en los comicios del pasado domingo. Cambio de nombre y asamblea constituyente han sido recursos considerados por otras formaciones, como el Partido Socialista Italiano (PSI).

Líderes bajo investigación

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La crisis no puede ser sorpresa en un Partido Democristiano que tiene a todos sus grandes líderes (como Arnaldo Forlani, Ciriaco De Mita, Giulio Andreotti, Antonio Gava o Paolo Cirino Pomicino) bajo investigación judicial por serios delitos de corrupción y, en el caso de los tres últimos, por sospechas de colaboración con la Mafia.

El pésimo resultado de las últimas municipales ha traído esa situación a primer plano, agudizando aún más las tensiones entre una derecha y una izquierda que, durante décadas, habían convivido bajo el paraguas de la confesionalidad, hasta que, el pasado domingo, se escindieron para votar, respectivamente, a los candidatos a alcalde de la Liga Norte y los ex comunistas.

Ese foso que se ha abierto en la DC es, probablemente, tan insalvable como lo será, en el nuevo contexto institucional, el juego de una posición de centro que ahora aparece íntimamente ligada a la degeneración de todo un sistema político. Confesional o renovada hacia un laicismo reformista y moderado, la DC resulta irrecuperable en tanto que gran polo aglutinador y árbitro de la situación, aunque las proyecciones electorales la identifiquen todavía como el mayor partido italiano, con una modesta cuota electoral del 18%. No tendrá una muerte súbita. Por la derecha y por la izquierda se intentan alianzas con sus despojos.

Destacan actualmente en la DC desde una Rosi Bindy, cansada de esperar en la izquierda el cumplimiento de las promesas de cambio de Martinazzoli, hasta una Ornetta Fumagalli, paradigma del apoyo democristiano a Bossi, antes andreottiana y hoy fustigadora de todos los investigados, pasando por las decenas de diputados democristianos que, cada día, a las siete de la mañana, se unen en el Parlamento al radical Marco Panella como protesta frente la certeza de que la actual legislatura concluirá antes de cuatro años.

Archivado En