Cartas al director

Aprender música

Como madre de una estudiante de música quiero dejar constan-cia de mi indignación ante el nuevo atropello que el Ministerio de Educación y Ciencia va a cometer el próximo curso contra aquellos que se dedican al estudio de la música. En carta, sin fecha, de la dirección provincial de dicho ministerio al director del Real Conservatorio se comunica la creación de tres conservatorios profesionales de música y la correspondiente distribución del alumnado.

Como ejemplo de dicha distribución, que, según el ministerio, "se hace siguiendo criterios de proximidad de las (actuales) aulas de extens...

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Como madre de una estudiante de música quiero dejar constan-cia de mi indignación ante el nuevo atropello que el Ministerio de Educación y Ciencia va a cometer el próximo curso contra aquellos que se dedican al estudio de la música. En carta, sin fecha, de la dirección provincial de dicho ministerio al director del Real Conservatorio se comunica la creación de tres conservatorios profesionales de música y la correspondiente distribución del alumnado.

Como ejemplo de dicha distribución, que, según el ministerio, "se hace siguiendo criterios de proximidad de las (actuales) aulas de extensión a los centros de nueva creación...", mi hija, entre otros muchos, que actualmente recibe sus clases en las aulas de extensión sitas en Arturo Soria, 140, sorprendentemente no continuará en el centro de nueva creación, que. se mantiene en esta misma dirección, sino que debe acudir a otro de los nuevos centros, situado en el otro extremo de la ciudad (desde Arturo Soria a la calle del Palmípedo, 3, barrio del Lucero). De esta forma, los 15 minutos que hasta ahora invertía en llegar a clase se convierten en más de dos horas de transporte.

A mí me gustaría preguntar a los responsables de la distribución del alumnado si estos jóvenes deben practicar el instrumento musical mientras viajan en el metro -su único tiempo libre-, o mientras recorren los 700 metros de peligroso descampado que separa la boca del metro del nuevo centro, o si su intención es aburrirles de tal modo que dejen la música.

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Desde aquí hago un llamamiento al Real Conservatorio de Música para que o bien replantee la distribución de alumnado en función de la proximidad a su actual aula de extensión, ya que no a su domicilio, o bien disponga de un lugar céntrico donde los muchachos y muchachas puedan acceder rápidamente desde cualquier punto de Madrid.

Una vez más veo que en este país ponemos trabas a la educación y a la cultura.-

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