La Comunidad indefinida

La Asamblea de Madrid celebró ayer su décimo aniversario. En estos años, Joaquín Leguina ha acaparado la presidencia de la Comunidadm de Madrid en tres elecciones, el Parlamento regional ha producido 100 leyes, los 9.000 funcionarios de la antigua Diputación se han multiplicado por tres y por 12 los presupuestos. Leguina evita los balances porque le parecen "tórridos" y dirigidos más a las piernas que a la inteligencia. Además son un escaparate de la gestión. La autonomía no ha resuelto el lastre de su escasa representatividad.

La Comunidad de Madrid es un gobierno uniprovincial con nue...

La Asamblea de Madrid celebró ayer su décimo aniversario. En estos años, Joaquín Leguina ha acaparado la presidencia de la Comunidadm de Madrid en tres elecciones, el Parlamento regional ha producido 100 leyes, los 9.000 funcionarios de la antigua Diputación se han multiplicado por tres y por 12 los presupuestos. Leguina evita los balances porque le parecen "tórridos" y dirigidos más a las piernas que a la inteligencia. Además son un escaparate de la gestión. La autonomía no ha resuelto el lastre de su escasa representatividad.

La Comunidad de Madrid es un gobierno uniprovincial con nueve pequeños ministerios, medio centenar de edificios oficiales, uno de los hospitales con más camas de Europa, 26.000 empleados (7.000 funcionarios y 107 altos cargos), medio billón de pesetas de presupuesto este año y el único parlamento de las 17 autonomías españolas sin sede propia. Además, subvenciona una televisión autonómica con 7.400 millones este año.El parlamento vive de prestado en un edificio ruinoso que en estos 10 años no ha parado de parir leyes (100), proposiciones no de ley (330), mociones (11 l), interpelaciones (293), comparecencias (2.133), preguntas (4.356), debates monográficos (18) y sobre el estado de la región (9), y hasta una frustrada moción de censura. La reforma del reglamento para agilizar esta cámara se comprobó imprescindible desde el primer momento, pero todavía no se ha resuelto.

Además: "La autonomía de Madrid es una fantasía", dijo el escritor libertario Agustín García Calvo, autor del himno de la Comunidad, cuando la criatura todavía gateaba. Sin embargo, en muchas materias, las competencias del Gobierno regional son prácticamente plenas: ordenación del territorio, urbanismo, vivienda, gestión del agua, medio ambiente, planificación económica, régimen minero y energético, transportes, agricultura, asistencia social...

¿Tiene sentido a estas alturas la Comunidad de Madrid?. Leguina: "Si, porque si no existiese esto se habría quedado como una isla". El presidente regional entiende que la Comunidad se montó en base al artículo 143 de la Constitución -vía lenta- como "un ejemplo de ingeniería política de alto riesgo que ya se ha rodado, como demuestra el hecho de que los manifestantes vengan a pedir cosas aquí [puerta del Sol, sede del Gobierno regional]".

Alberto Ruiz Gallardón, portavoz y candidato regional del PP desde 1987, ya no se plantea esa discusión: "Constitucionalmente ya no hay marcha atrás. La Comunidad tiene su única, razón de ser como un instrumento de extraordinaria utilidad si sus servicios son más eficaces y menos costosos". El PP constata que en muchos casos podría afinarse la austeridad y que se ha duplicado la burocracia: ocho veces más asesores que en 19,87 y el doble de altos cargos.

Isabel Vilallonga, portavoz y candidata de IU también desde 1987, ofrece una justificación más directa a la Comunidad: "Debe ser descentralizadora y permitir el reequilibrio social y territorial e integrar el área metropolitana en Madrid".

Lo que hace la Comunidad

Nadie habla ya del himno provocador y la bandera se observa adherida en pocos automóviles. Leguina destaca las inversiones, del Canal de Isabel II para mejorar la red de abastecimiento de agua, el impulso y la coordinación de los transportes públicos -urbanos e interurbanos- a través del consorcio regional creado en 1985 y la conversión de los poblados chabolistas y obreros en las 40.000 viviendas del Plan Barrios en Remodelación.

Leguina hace aquí un inciso y admite que fue "muy reticente" a que se transfiriera a Madrid la competencia en vivienda. Espera que el nuevo programa estatal para favorecer la construcción de 460.000 no se quede sólo en un plan. "No hay ni un sólo pueblo que no tenga una gran obra civil de la Comunidad", asevera el presidente regional para recalcar la política de cooperación con los ayuntamientos.

El estatuto de autonomía destaca la plena cobertura en asistencia social, lo que debería servir para que no hubiera 4.000 ancianos en lista de espera para una residencia. Elena Vázquez, consejera de Integración Social, selecciona no obstante entre sus logros la construcción de 12 nuevas residencias, así como la reforma de otras cinco viejas.

El personal de estas residencias tiene otros registros en la memoria. En la situada en la carretera de Colmenar recuerdan mejores tiempos cuando se llamaba Francisco Franco y dependían de la Diputación Provincial: "La Comunidad ha hecho obras, sí...

En Vista Alegre consideran que disfrutan de las instalaciones más modernas porque la residencia se construyó hace sólo 15 años.

Ruiz Gallardón acusa a Leguina de malgastar. Los presupuestos de estos 10 años suman oficialmente 2,6 billones, la mitad en los tres últimos ejercicios.

Cuando las universidades -este otoño- y la enseñanza media -1996- se integren en la Consejería de Educación el presupuesto de la Comunidad sobrepasará el billón de pesetas anuales y los empleados en esta consejería triplicarán a los que ahora tienen entre todas.

El PP, sin embargo, reclama más competencias (toda la Sanidad, incluso la militar) y más reversión para Madrid de lo que esta región genera: "42 de cada 1.00 pesetas se recaudan en Madrid y se devuelven sólo nueve. Yo no pido la equiparación, pero sí por lo menos duplicar ese porcentaje", dice Ruiz Gallardón.

Vilallonga valora la "apropiación constitucional de las plusvalías" de los habitantes de los 28 barrios chabolistas remodelados. También el traslado de un equipamiento educativo como la Universidad del Sur (Carlos III) por debajo del paralelo de Puerta del Sol (a Getafe),

50.000 millones previstos para ocho barrios del sur y el este de Madrid para favorecer su integración (sólo la Comunidad ha aportado 5.000 millones por ahora) y el recientemente firmado pacto por la industria.

Precisamente el pacto por la industria, por el contrario, Leguina lo incluye como uno de los objetivos donde poner más acento en el futuro. También reclama un impulso financiero con la cesión a la Comunidad del 15% del IRPF, más competencias en educación (no en sanidad, donde el Insalud debe ya unos 19.000 millones) y un refuerzo del estado del bienestar, de claro matiz social y donde queda por resolver el problema de los realojamientos. En este punto coincide también Vilallonga.