Cartas al director

La lógica de Justicia

Por motivos familiares he tenido que hacer una visita a la prisión de Puerto II, en El Puerto de Santa María (Cádiz). En dicha prisión no está permitido tener vis-à-vis los fines de semana, aun cuando se trate de familiares que viven a 700 o 1.000 kilómetros de distancia y trabajen, como es el caso.La comunicación vis-à-vis, que se permite una vez al mes, supone pasar dos horas con la persona encarcelada en una sala normal, y la visita oscila entre un cuarto de hora y 20 minutos en un locutorio con un cristal de separación y varios familiares pegando gritos para poder oírse unos ...

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Por motivos familiares he tenido que hacer una visita a la prisión de Puerto II, en El Puerto de Santa María (Cádiz). En dicha prisión no está permitido tener vis-à-vis los fines de semana, aun cuando se trate de familiares que viven a 700 o 1.000 kilómetros de distancia y trabajen, como es el caso.La comunicación vis-à-vis, que se permite una vez al mes, supone pasar dos horas con la persona encarcelada en una sala normal, y la visita oscila entre un cuarto de hora y 20 minutos en un locutorio con un cristal de separación y varios familiares pegando gritos para poder oírse unos a otros a los lados. El pasado 19 de marzo, dado que era día de fiesta y además no caía en. fin de semana, me concedieron la visita. Cuál no sería mi sorpresa cuando, al querer dejar un paquete con libros, revistas (algunos de ellos para la biblioteca de la prisión) y otros enseres personales, el funcionario de turno me comunicó que no podía admitirlo porque en esa prisión sólo se admiten paquetes los fines de semana. Intenté explicar la incongruencia de dicha negativa el funcionario de turno se limitó a decirme que él cumplía las leyes, y que "la lógica de la Administración es una, y la del ciudadano, otra". Esperé la salida del jefe de servicio, tras negárseme la posibilidad de ver al director, y éste me dio la misma explicación: los paquetes sólo se admiten los fines de semana, y la única posibilidad de entregarlos era yendo el fin de semana. Por supuesto que tuve que regresar con el paquete y con una gran sensación de impotencia. ¿Por qué a menudo el ciudadano se topa con la lógica de unas normas burocráticas que chocan tan radicalmente con la suya propia, cuando las normas no debieran responder a otra cosa que a las necesidades del ciudadano?-

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