Los países latinoamericanos, defraudados por la ambigüedad de EE UU en la región

La señal que esperaban los países latinoamericanos de la nueva Administración estadounidense no llegó. James Fall, un cargo de segunda fila del Departamento del Tesoro, leyó ayer en Hamburgo, ante el Consejo de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el discurso que debía haber pronunciado el subsecretario del Tesoro, Larry Summers, dejando bien claro que Washington se mueve aún entre la ambigüedad y la falta de propuestas concretas y que, por el momento, sólo está dispuesto a declarar que sus vecinos del sur deben tener como prioridad la profundización de las reformas e...

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La señal que esperaban los países latinoamericanos de la nueva Administración estadounidense no llegó. James Fall, un cargo de segunda fila del Departamento del Tesoro, leyó ayer en Hamburgo, ante el Consejo de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el discurso que debía haber pronunciado el subsecretario del Tesoro, Larry Summers, dejando bien claro que Washington se mueve aún entre la ambigüedad y la falta de propuestas concretas y que, por el momento, sólo está dispuesto a declarar que sus vecinos del sur deben tener como prioridad la profundización de las reformas económicas y democráticas.En el campo de la deuda, sin embargo, ayer fue un día significativo. Bolivia se convirtió en el primer país latinoamericano que ha eliminado la totalidad de su deuda con los bancos comerciales. Su presidente, Jaime Paz Zamora, se personó en Hamburgo para firmar los documentos de cancelación. La deuda redimida ayer cubre 180 millones de dólares, la última porción de un proceso realizado en tres partes que se inició en 1988. El éxito boliviano forma parte de un proceso general en la mayoría de los países latinoamericanos, que, según fuentes del BID, habrán conseguido acuerdos globales con sus acreedores antes de finales de este año. Argentina, concretamente, podría hacerlo el próximo día 7 de abril.

Pero pese a los progresos realizados en los últimos años, la presencia en el consejo del BID, además de todo un presidente, de la mayoría de los ministros de Hacienda de los países latinoamericanos, en contraste con el bajo nivel de la delegación norteamericana, era el mejor ejemplo del lugar que, por el momento, ocupa esta región del planeta en las preocupaciones del presidente Bill Clinton. La explicación de que Summers aplazó su viaje en el último momento, debido a una petición personal de su presidente para que preparara la próxima cumbre con el líder ruso Boris Yeltsin, no acabó de convencer a todos.

Pero si los símbolos son importantes, más lo son los hechos. La velada amenaza hecha por Washington de que quiere revisar el Tratado de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA), que engloba a Estados Unidos, confirmó los temores a un nuevo proteccionismo. Fuentes del Tesoro norteamericano confirmaron que Clinton quiere introducir en el Tratado una cláusula para "armonizar al alza las condiciones laborales", lo que no significa otra cosa que una penalización a los países menos desarrollados, que perderían así sus ventajas a nivel de costes laborales.

La otra mala noticia para los países deudores de Latinoamérica ha sido la supresión de una buena parte del programa de cancelación de deudas de estas naciones con EE UU.

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