El 40% de los ascensores no son revisados

Quienes revisan los ascensores dicen que cuatro de cada diez no se inspeccionan, y en casi todos los restantes hay defectos. Por eso, viajar en algunos puede ser una temeridad. En la mitad de los 80.000 elevadores de la región se puede repetir el accidente que mató a Rafael Encinas hace una semana. Murió aplastado contra la pared de un ascensor sin puertas interiores por un contenedor que él transportaba y que se atascó en el camino. En cinco años, 23 personas han muerto por un enganchón fatal.

Rafael Encinas, de 21 años, solía limpiar el jardín de la casa de vecinos de Vizconde de los ...

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Quienes revisan los ascensores dicen que cuatro de cada diez no se inspeccionan, y en casi todos los restantes hay defectos. Por eso, viajar en algunos puede ser una temeridad. En la mitad de los 80.000 elevadores de la región se puede repetir el accidente que mató a Rafael Encinas hace una semana. Murió aplastado contra la pared de un ascensor sin puertas interiores por un contenedor que él transportaba y que se atascó en el camino. En cinco años, 23 personas han muerto por un enganchón fatal.

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Rafael Encinas, de 21 años, solía limpiar el jardín de la casa de vecinos de Vizconde de los Asilos, 12 (Ciudad Lineal), una elegante comunidad con piscina y césped. El sábado pasado, su tarea acababa al bajar las ramas y las hojas al garaje, dentro de un contenedor cuadrado al uso. Entró en el elevador, empujó el cubo hacia él y apretó el botón. Pero el maldito recipiente se enganchó en la rendija que dejan la puerta exterior y el pavimento del piso. El muchacho debió de ver, horrorizado, cómo el cubo se vencía contra él -con el efecto palanca o efecto lanza- y cómo le cortaba la respiración. 300.000 pesetas, lo que cuesta de media instalar las puertas interiores en cualquier ascensor, le habrían salvado la vida.Y eso fue lo que recomendó Novotec -una de las empresas asociadas en las Entidades de Inspección y Control Reglamentarlo (Aenicre), que examinan aparatos como grúas y ascensores- al revisar este mismo elevador en enero de 1991: que se instalasen puertas interiores, porque desgracias como la que mató a Enrique se han dado a razón de 23 en cinco años, según el director de Industria de la Comunidad de Madrid, Gabriel Vidal.

40.000 de los 80.000 ascensores que hay en toda la región, según cálculos de Industria, no tienen puertas interiores. Son los ascensores instalados entre 1966 y 1980, cuando la ley no obligaba a colocarlas. Desde hace 13 años es obligatorio añadir unas puertas.

Cuando una de las 10 empresas que hacen las revisiones extiende la certificación, recomienda siempre, si no las hay, que se pongan. Pero en Madrid, a diferencia de otras comunidades como Cataluña, no es obligatorio irlas instalando de acuerdo con un calendario. No obstante, ayer mismo falleció en Barcelona Jordi Mariscal, de 25 años, al caer por el hueco de un montacargas, cuyas protecciones fallaron.

A pesar de ello, las recomendaciones de colocar las puertas se notan, según el subdirector de Industria, Ricardo Rodríguez: "si en 1989 el 55% de los accidentes se produjeron por no tener puertas interiores, en 1992 se rebajó al 40%". Pero la proporción no es una menudencia: los bomberos realizan en Madrid entre una y dos salidas diarias para rescatar gente en ascensores.

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41 mecanismos

El ascensor en el que murió el muchacho hace una semana fue revisado por una de las 10 empresas autorizadas oficialmente por la Dirección General de Industria de la Comunidad de Madrid. Eso ocurrió en enero de 1991. Aparte de que siempre hay una empresa a cargo del mantenimiento del aparato, cada elevador debe superar su auditoría -comprobar nada menos que 41 mecanismos- para que nada falle desde el punto de vista de la seguridad en un periodo determinado de tiempo. En el caso de los edificios públicos, el plazo cumple cada dos años. En comunidades con más de 20 vecinos o con más de cinco plantas, cada cuatro años, como es el caso del elevador de Vizconde de los Asilos, 12 (la próxima revisión le corresponde en enero de 1995). En las más pequeñas, hay que someter el ascensor a estudio cada seis años. Cada vez que toca, la comunidad de propietarios-avisada en algún caso por el propio fabricante- tiene que llamar a la empresa de inspección y gastarse 25.000 pesetas de término medio. De esta manera, la Dirección General de Industria de la Comunidad guardará un certificado que asegura que el ascensor está bien examinado, y el cubículo tendrá una plaquita con la fecha de inspección.Lo que ocurre es que si no se revisa el elevador, nadie llegará y pondrá una multa o lo precintará, según informan los responsables de Industria. En esta situación están de 30.000 a 33.000 ascensores en la región, conforme a los cálculos de Juan Carlos Bajo, presidente de Aenicre. Desde Industria tratan de rebajar la afirmación: "Los 2.000 ascensores de los edificios públicos de Madrid se revisan todos, eso seguro", dice Ricardo Rodríguez, subdirector general de Industria; pero coincide en líneas generales con Bajo. Otro experto rebaja la cantidad de ascensores que no pasan el chequeo, preceptivo desde 1985: 25.000.

Las 10 empresas autorizadas visitan unos 11.000 ascensores al año -de los 80.000 totales- Y las revisiones se hacen básicamente desde hace cinco años, según Juan Carlos Bajo. "No tenemos potestades para sancionar", dice el director general de Industria, "pero estamos a punto de tenerlas". Las razones de que no se hagan las revisiones suelen ser económicas, asegura Bajo, porque además de que la revisión cuesta 25.000 pesetas -5.000 pesetas de las tasas de la Comunidad y el IVA incluidas- luego hay que corregir los fallos -y pagar por ello- en un tiempo prudencial.

"Hacer una reparación un poco seria supone entre 500.000 pesetas y el millón", asegura Bajo, "y luego hay que poner de acuerdo a toda la comunidad de vecinos". Alberto Bernárdez, de ASISA, otra de las empresas inspectoras, asegura que en España se da la política del avestruz: "aún no existe la convicción", dice, "de que hay que revisar estos aparatos por propio interés y no porque te obliguen". Directivos de la Federación Española de Ascensores no se han puesto en contacto con EL PAÍS:

Seis salvados

Los resultados de las inspecciones, por otro lado, son de echarse a temblar: de los 907 ascensores que revisó Novotec, la empresa a la que pertenece Bajo, sólo seis estaban impecables. Pero 10 tuvieron que pararse inmediatamente. En el 20% de los 2.150 ascensores revisados por esta empresa desde 1989 se apreciaron fallos que significan un grave peligro: en el 16% había defectos en el paracaídas y en el limitador de velocidad, un par de dispositivos que disparan un freno de emergencia cuando el ascensor rebasa una determinada velocidad, por ejemplo cuando se descuelga. En el 2% había problemas importantes en los cables y amarres del habitáculo; y en un 2% más, defectos en las puertas de tal, manera que uno puede abrir la exterior y caerse al vacío, como ocurrió hace años con Antonio Vicente Mosquete, el director de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE), que tuvo una enigmática muerte. El 1 de junio de 1987, Mosquete abrió la puerta de un ascensor, dió un paso adelante y cayó al vacío. El camarín no estaba.Las anomalías más frecuentes observadas por Novotec estaban relacionadas, precisamente, con las puertas (47%), y después, con problemas de carácter eléctrico, como calambres al apretar un botón. No es que la empresa de Bajo llevase la negra: la compañía Asisa ofrece un ejemplo más: revisó 821 ascensores en 1992. Pasaron el chequeo limpiamente solamente el 8,8%. El resto presentaba defectos.

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