Esperando las privatizaciones

La recién reformada Bolsa de Milán espera con nerviosismo que el Gobierno de Roma inicie realmente al ambicioso plan de privatizaciones anunciado por su primer ministro, Giuliano Amato, el pasado otoño. El escándalo de Tangentópolis (término acuñado para resumir la corrupción relacionada con la financiación de los partidos políticos, a partir de la palabra tangente, que en italiano se utiliza como sinónimo de comisión) ha frenado el proceso, pero los inversores italianos confían en que el plan se inicie esta primavera.Sin embargo, los expertos financieros de Milán son conscientes de qué...

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La recién reformada Bolsa de Milán espera con nerviosismo que el Gobierno de Roma inicie realmente al ambicioso plan de privatizaciones anunciado por su primer ministro, Giuliano Amato, el pasado otoño. El escándalo de Tangentópolis (término acuñado para resumir la corrupción relacionada con la financiación de los partidos políticos, a partir de la palabra tangente, que en italiano se utiliza como sinónimo de comisión) ha frenado el proceso, pero los inversores italianos confían en que el plan se inicie esta primavera.Sin embargo, los expertos financieros de Milán son conscientes de qué su mercado de valores no tiene capacidad para asumir, los 22 billones de liras (cerca de dos billones de pesetas) en que el Gobierno ha valorado sus privatizaciones. Amato y su ministro del Tesoro, Barucci, pretenden sacar a Bolsa diversas empresas de sus principales grupos públicos: el petrolero ENI, el industrial IRI, el eléctrico ENEL, el de seguros INA y el grupo bancario. Un ambicioso proyecto con el que el Ejecutivo pretende solucionar el problema de la deuda pública (que supera en volumen al PIB desde 1990) y encauzar su plan de convergencia con la CE.

Malcom Duncan, asesor internacional del mercado de valores de Milán, reconoce que la Bolsa italiana no tiene capacidad para absorber el volumen de las acciones para privatizar, aunque confía en que la inversión extranjera y las ayudas fiscales para convertir los títulos de deuda pública italiana en acciones de las compañías privatizadas permitan que el plan salga adelante. Pero tanto él como los industriales del norte de Italia saben que no se puede acometer el programa más que en un plazo de dos o tres años. Poco a poco.

La Bolsa de Milán es la quinta de Europa en volumen de contratación, después de las de Londres, Francfort, París y Madrid, y carece del dinamismo necesario para enfrentarse a la privatización. Además, la inversión extranjera en este mercado ha sido siempre de tipo especulativo y los grandes grupos italianos concentran la mayoría de la contratación. Según el último informe interno de la Bolsa, las acciones ya privatizadas de las empresas del IRI suponen más del 23% de la capitalización del mercado.

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