Vía libre del Constitucional a la destitución de YeItsin

El Tribunal Constitucional de Rusia falló ayer en contra del "régimen especial de dirección" anunciado por el presidente Borís Yeltsin para reforzar su control político del Estado hasta someterse al plebiscito popular que anunció para el próximo 25 de abril. Alentado por esta decisión, el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, se pronunció abiertamente a favor del cese del presidente y trató de poner en marcha inmediatamente el mecanismo necesario para ello.

La validez del procedimiento legal seguido para cortarle las alas al presidente es cuestionable y puede servirle de argumento a é...

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El Tribunal Constitucional de Rusia falló ayer en contra del "régimen especial de dirección" anunciado por el presidente Borís Yeltsin para reforzar su control político del Estado hasta someterse al plebiscito popular que anunció para el próximo 25 de abril. Alentado por esta decisión, el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, se pronunció abiertamente a favor del cese del presidente y trató de poner en marcha inmediatamente el mecanismo necesario para ello.

La validez del procedimiento legal seguido para cortarle las alas al presidente es cuestionable y puede servirle de argumento a éste para rechazar el fallo, adoptado por una mayoría de nueve jueces contra tres en las primeras horas de la madrugada, tras una noche en vela. La corte no dejó títere con cabeza del mensaje televisivo que Borís Yeltsin difundió el pasado sábado y que es el único "cuerpo del delito" hasta ayer, a falta de los decretos correspondientes.Ernest Ametistov, uno de los tres jueces disidentes, puntualizó que el fallo del Constitucional es suficiente desde el punto de vista formal para comenzar el proceso de cese. Ametistov manifestó, sin embargo, que el tribunal se había extralimitado en sus competencias al decidir sobre la declaración del "régimen especial de dirección".

El "régimen especial de dirección" supone una "limitación" de las competencias del Poder Legislativo y el Judicial, señala el dictamen. "Inadmisible" resulta, prosigue el texto, que el plebiscito convocado por Yeltsin "decida quién debe gobernar el país". Las intenciones del presidente de subordinar a los jefes del poder Ejecutivo de la Federación Rusa son una "injerencia en las competencias" de los mismos. En resumen, en opinión del tribunal, ocho puntos de la Constitución y un punto del Tratado Federal fueron agredidos por los planes presidenciales.

Respeto al duelo

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Al conocerse el dictamen, Jasbulátov convocó para ayer mismo una sesión del Sóviet Supremo, que fue aplazada hasta hoy por falta de quórum. Formalmente, el retraso se presentó como una señal de respeto al duelo de Yeltsin por la muerte de su madre, Klavdia Vasilievna, enterrada ayer en un cementerio de Moscú. El vicepresidente Alexandr Rutskói, los miembros del Gobierno y el presidente del Tribunal Constitucional, Valer¡ Zorkin, sostuvieron cirios en el entierro, efectuado de acuerdo con los ritos de la iglesia ortodoxa rusa.

"Se dan todos los fundamentos para el impeachment [procedimiento de cese del presidente]. Esto es categórico. Para eso se reunirá el Congreso", exclamó Jasbulátov, refiriéndose a la decisión del Tribunal Constitucional. El Sóviet Supremo debe decidir hoy si convoca un Congreso de los Diputados para el 26 de marzo. Junto a la sede del Parlamento se habían concentrado ayer varios centenares de personas que portaban banderas rojas y retratos de Lenin. Visiblemente irritado, Jasbulátov contestó a quienes le acusan de dar cobijo a antiguos apparatchiki comunistas. En la Administración del presidente, dijo, hay "secciones enteras del Comité Central [del PCUS]". "Antes, desde el Kremlin se dirigía toda la URSS, y ahora les falta sitio para dirigir Rusia", sentenció.

Yeltsin puede ser cesado si transgrede la Constitución, las leyes o el juramento que prestó al tomar posesión de la presidencia. La decisión de destituirle o no corresponde al Congreso y requiere dos tercios del total de los diputados, un conjunto formado actualmente por 1.038 personas. Está poco claro cuál sería el resultado de una votación semejante. Los adversarios de Yeltsin son mayoría en el Congreso, pero están divididos sobre la conveniencia de destituir al presidente y, hasta ahora, siempre que han intentado someterle a un voto de censura han fracasado.

Los diputados fueron elegidos en un sistema de partido único en 1990 y no se someten hoy a la disciplina de los nuevos partidos, que, como tales, no se han fogueado aún en las urnas. En el Congreso hay cuatro bloques permeables y movedizos, integrados por varias fracciones cada uno. Dos de ellos se sitúan en un espectro centrista (Centro Democrático y Fuerzas Constructivas), el tercero (Unidad Rusa) está constituido por la oposición irreconciliable al presidente, y el cuarto bloque (el de los sin bloque) consta de sectores afines a Yeltsin que hoy son aproximadamente un quinto del total de los diputados.

Tras las tensiones podrían estar perfilándose pactos para un desenlace concertado. Ayer, Jasbulátov admitió como "naturales" las dudas sobre la legitimidad de los diputados del presidente (elegido en 1991). "Debemos respetar la lógica del elector de a pie", afirmó el jefe del Parlamento, quien defendió la celebración de elecciones anticipadas y simultáneas, no aceptadas por Yeltsin hasta ahora. El presidente quiere someterse primero a un voto de confianza popular para remodelar las estructuras de poder de acuerdo con un esquema presidencialista.

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