ELECCIONES EN FRANCIA

Disminuye la violencia contra el extranjero

Las agresiones racistas descendieron en Francia en 1992 por cuarto año consecutivo, según el recién publicado informe anual de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Ese informe asegura que la sociedad francesa es "cada vez más consciente del racismo que se desarrolla en su seno y en concreto del racismo antimagrebí, que considera contrario a sus valores".Sobre la base de las estadísticas del Ministerio del Interior, el informe nota que "la cantidad y la gravedad de las violencias racistas y antisemitas no han cesado de disminuir desde 1989".

Ese repliegue ha sido "sensiblemente acen...

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Las agresiones racistas descendieron en Francia en 1992 por cuarto año consecutivo, según el recién publicado informe anual de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Ese informe asegura que la sociedad francesa es "cada vez más consciente del racismo que se desarrolla en su seno y en concreto del racismo antimagrebí, que considera contrario a sus valores".Sobre la base de las estadísticas del Ministerio del Interior, el informe nota que "la cantidad y la gravedad de las violencias racistas y antisemitas no han cesado de disminuir desde 1989".

Ese repliegue ha sido "sensiblemente acentuado" durante el pasado año. Si en 1988 se registraron 64 atentados racistas, que provocaron tres muertos y 51 heridos, en 1992 se produjeron 28 agresiones, que provocaron 15 heridos.

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El informe explica ese hecho por "una creciente condena social" y una "mayor represión policial y judicial". Una y otra cosa han provocado "la desorganización de los movimientos activistas, la pérdida del aliento del fenómeno skin head [cabezas rapadis] y una mayor discreción de los ultraderechistas más duros". Esas buenas noticias se ven empañadas por una encuesta del instituto CSA que, tras consultar a 1.017 personas mayores de 18 años, concluye que uno de cada cinco franceses puede ser considerado "un racista convencido", y que uno de cada tres está "tentado por el racisíno". Las regiones de Ile-de-France (París) y Provenza-Alpes-Costa Azul (Marsella) son las más racistas.

Con esos datos en la mano, la Comisión de Derechos Humanos constata que la inmigración ha abierto un foso profundo en la sociedad francesa. En un lado se encuentran las dos terceras partes crecientemente hostiles al racismo; en el otro, esa tercera parte que es racista o puede simpatizar con el racismo.

La mayoría antirracista desea la adopción de medidas concretas, incluidas medidas represivas, para terminar con las agresiones" contra las minorías culturales. Esa mayoría también es partidaria de programas para la "inserción efectiva de los inmigrantes", acompañados de "un refuerzo de la lucha contra los inmigrantes clandestinos y los delincuentes extranjeros".

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