Editorial:

El vencedor

CARLOS ANDRÉS Pérez (CAP) e! un presidente acorralado. Difícilmente podría decirse otra cosa de un mandatario que, como el de Venezuela, ha sobrevivido precariamente en este mismo año a dos golpes de Estado, una estrepitosa derrota electoral en los comicios municipales y regionales del pasado domingo, la pérdida de la, emblemática alcaldía de Caracas a manos del peor de sus enemigos (Aristóbulo Istúriz, un sindicalista de la izquierda radical, Causa-R), la amenaza de retiro del apoyo institucional de su propio partido de Acción Democrática (AD) y las salpicaduras de un proceso judicial seguido...

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CARLOS ANDRÉS Pérez (CAP) e! un presidente acorralado. Difícilmente podría decirse otra cosa de un mandatario que, como el de Venezuela, ha sobrevivido precariamente en este mismo año a dos golpes de Estado, una estrepitosa derrota electoral en los comicios municipales y regionales del pasado domingo, la pérdida de la, emblemática alcaldía de Caracas a manos del peor de sus enemigos (Aristóbulo Istúriz, un sindicalista de la izquierda radical, Causa-R), la amenaza de retiro del apoyo institucional de su propio partido de Acción Democrática (AD) y las salpicaduras de un proceso judicial seguido por corrupción contra su amante. Y que, aun así, se declara triunfador porque considera que en toda esta historia ha vencido "la democracia que he defendido".Después de la asonada de hace dos semanas, CAP decidió mantener el calendario electoral, lo que incluía los referidos comicios del 6 de diciembre. Muchos de sus opositores dijeron entonces que era preferible posponerlos porque no existían garantías políticas y civiles de que las urnas arrojarían resultados fidedignos o de que quienes tenían que computarlos desempeñarían su misión con rigor. Pero era evidente que había llegado la hora de preguntar a la ciudadanía: la cota de popularidad del presidente y de su partido era tan baja, su mandato tan discutido que, desde el 4 d e febrero (fecha del anterior y fallido golpe mil¡tar), muchos políticos dentro y fuera del Parlamento habían manifestado que CAP debía abandonar la presidencia. La Cámara legislativa le llegó incluso a prohibir el viaje a España para asistir a la II Cumbre Latinoamericana.

Todo fue en vano: Pérez afirmó que no dimitiría y que llevaría su mandato presidencial a término hasta finales de 1993. El pasado 26 de noviembre, los mili tares quisieron aprovechar la marea para desplazarle con violencia; no lo consiguieron, y en eso salió ven cedora la democracia. Pero ahora han hablado las urnas: AD ha sido estrepitosamente derrotada y ha de jado de ser la primera fuerza política de Venezuela; le supera la democristiana COPEL Casi puede decirse que el partido de Pérez hasta ha sido superado en la segunda plaza por el Movimiento al Socialismo (MAS). La distribución provisional de las 22 gobernadurías -a falta de resultados definitivos- es elocuente: 12 para COPEI, 6 para AD y casi otras tantas .. para MAS.

Venezuela ha sufrido. los rigores de la peor combinación de elementos político-económicos: el colapso de los ingresos por las ventas de petróleo (el 80% de los ingresos del Estado) que, por otra parte, habían alimentado durante años dos vicios paralelos, el despilfarro y la corrupción. El acceso de CAP a la presidencia en diciembre de 1988 obligó a su nuevo Gobierno a imponer un duro programa de austeridad, cuya credibilidad quedaba en franco entredicho porque apretaba el cinturón la misma Administración que había provocado el desaguisado. Las medidas tuvieron un efecto global espectacularmente saludable: el crecimiento del producto interior bruto fue, el año pasado, del 8,8%; pero sus efectos beneficiosos no han sido apreciables para la ciudadanía, cuyo nivel de bienestar sigue degradado en extremo.

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AD, que comprende que su situación política queda negativamente afectada tanto por la personalidad de su líder como por la impopularidad de sus medidas de austeridad, amenaza ahora con retirar su confianza al presidente. Será el último en hacerlo, porque parece que la ciudadanía venezolana se le ha anticipado.

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