Seis años de prisión para el ludópata que quemó un bar

Andrés Romero Delgado, de 50 años, ha sido condenado a una pena de seis años de prisión por haber incendiado un bar de Rubí (Barcelona). Romero, jugador empedernido, prendió fuego al local al no conseguir el premio mayor de una máquina tragaperras en la que había jugado unas 34.000 pesetas durante seis horas.

La sentencia, dictada por la Audiencia de Barcelona, aprecia la eximente incompleta de trastorno mental transitorio, perturbación de Andrés Romero que fue potenciada "por los efectos del alcohol y por su adicción patológica al juego". Andrés Romero Delgado ha sido condenado también...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Andrés Romero Delgado, de 50 años, ha sido condenado a una pena de seis años de prisión por haber incendiado un bar de Rubí (Barcelona). Romero, jugador empedernido, prendió fuego al local al no conseguir el premio mayor de una máquina tragaperras en la que había jugado unas 34.000 pesetas durante seis horas.

La sentencia, dictada por la Audiencia de Barcelona, aprecia la eximente incompleta de trastorno mental transitorio, perturbación de Andrés Romero que fue potenciada "por los efectos del alcohol y por su adicción patológica al juego". Andrés Romero Delgado ha sido condenado también a indemnizar a tres clientes del bar que resultaron heridos por el fuego, con una cantidad total de 9.060.000 pesetas.

Los hechos sucedieron el 22 de junio de 1989, cuando el vecino de Terrassa Andrés Romero Delgado acudió a la vecina localidad de Rubí para invertir parte de su sueldo en el juego de las máquinas tragaperras, al que era adicto, hasta el punto de que se había sometido, aunque sin éxito, a un tratamiento para lograr la deshabituación.

Una vez dentro del bar Mercado comenzó a jugar simultáneamente partidas en dos tragaperras. Depués de pasarse intentando durante seis horas conseguir el máximo premio, cifrado en 12.000 pesetas, se decidió a abandonar el bar.

Pero se encaminó a recoger una lata de cuatro litros de gasolina que tenía en su furgoneta. De vuelta en el bar, procedió a empapar con el combustible las máquinas tragaperras y seguidamente prendió fuego.

Archivado En