Editorial:

La traición de Collor

ELEGIDO CASI clamorosamente a la presidencia de Brasil hace tres años, Fernando Collor de Mello está a punto de ser destituido con ignominia. El triunfador de hacel.000 días no ha resultado el paladín democrático de los descamisados que pretendía ser, sino sólo el de su propio bolsillo, poco más que un niño mimado y consentido embarcado en una espiral de inmoralidad y delito que le ha costado el puesto.El Senado brasileño aprobó el miércoles el informe de la comisión investigadora especial: Collor es reo de corrupción y prevaricación. Confirma así el veredicto (casi una condena popular) emitid...

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ELEGIDO CASI clamorosamente a la presidencia de Brasil hace tres años, Fernando Collor de Mello está a punto de ser destituido con ignominia. El triunfador de hacel.000 días no ha resultado el paladín democrático de los descamisados que pretendía ser, sino sólo el de su propio bolsillo, poco más que un niño mimado y consentido embarcado en una espiral de inmoralidad y delito que le ha costado el puesto.El Senado brasileño aprobó el miércoles el informe de la comisión investigadora especial: Collor es reo de corrupción y prevaricación. Confirma así el veredicto (casi una condena popular) emitido por la Cámara de Diputados el pasado 29 de septiembre, cuando por 441 votos a favor y 38 en contra suspendió provisionalmente al presidente. Abre, además, el camino para su enjuiciamiento por el propio Senado el próximo día 22 y su posterior destitución formal. Más aún, es muy probable que la Cámara apruebe el levantamiento de su inmunidad jurisdiccional para que la justicia ordinaria le procese por delitos comunes.

Con la destitución de Collor se cerrará una etapa de degradación generalizada en cuyo final ha desempeñado un importante papel la presión popular. Y vale la pena recordar que hace dos meses, coincidiendo con el principio del fin de Collor, en los comicios municipales, la izquierda tradicional tuvo avances espectaculares, sobre todo en las grandes ciudades, Río, Sáo Paulo y Belo Horizonte, indicativo de que la marea está cambiando.

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