Dinamarca reclama un estatuto especial para apoyar Maastricht

La exigencia por parte de Dinamarca de un estatuto especial dentro de la Comunidad Europea para apoyar el Tratado de Maastricht echó ayer arena en la deteriorada maquinaria comunitaria. La reunión de los ministros de Exteriores de los Doce, convocada para tratar de romper la parálisis que vive el proceso de unión europea, vio así cómo al nuevo aplazamiento británico para ratificar el tratado se sumaban las condiciones de Copenhague.

La actitud del ministro de Asuntos Exteriores danés, Uffe Elleman-Jensen, en la reunión de ayer en Bruselas, supuso un jarro de agua fría sobre las muy mode...

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La exigencia por parte de Dinamarca de un estatuto especial dentro de la Comunidad Europea para apoyar el Tratado de Maastricht echó ayer arena en la deteriorada maquinaria comunitaria. La reunión de los ministros de Exteriores de los Doce, convocada para tratar de romper la parálisis que vive el proceso de unión europea, vio así cómo al nuevo aplazamiento británico para ratificar el tratado se sumaban las condiciones de Copenhague.

La actitud del ministro de Asuntos Exteriores danés, Uffe Elleman-Jensen, en la reunión de ayer en Bruselas, supuso un jarro de agua fría sobre las muy moderadas esperanzas comunitarias de reanimar el tren comunitario. El canciller danés expresó sin paliativos la posición de su país: "Sin nuestro sí no hay Maastricht". Para colmo, Elleman-Jensen estableció las premisas de la vinculación de Copenhague a la Comunidad: Dinamarca permanecería ajena a las disposiciones establecidas sobre moneda única, la política exterior común y la política de inmigración.La propuesta danesa de permanecer asociada a la Comunidad con un estatuto especial recibió una helada acogida, salvo por la presidencia británica de la Comunidad. El Gobierno de John Major se encuentra en una situación delicada precisamente por la ratificación parlamentaria del tratado, lo cual le hace ser más receptivo a las exigencias danesas. Con el nuevo aplazamiento decidido por Major, el Tratado de Maastricht podría ser aprobado en los Comunes y en los Lores en octubre de 1993.

En la reunión de ayer en Bruselas, el ministro español de Exteriores, Javier Solana, censuró especialmente la postura británica. "No nos satisface cómo ha trabajado la presidencia británica", dijo Solana, que se refirió a la "falta de equilibrio y excesiva parcialidad".

Felipe González aseguraba, por su parte, en La Haya, en una reunión de partidos socialistas europeos, que "Maastricht es el mínimo al que se puede aspirar", al tiempo que pedía que el socialismo democrático impulse la solución de tres grandes temas: la ratificación del tratado, que se despejen las perspectivas financieras en lo referente a los fondos de cohesión hasta 1997 y que se adopten planes para la ampliación de la Comunidad. El presidente del Gobierno español propuso asimismo "un gran pacto por Europa para eliminar grandes riesgos como el racismo, la xenofobia y el hipernacionalismo", es decir, "para no volver a las divisiones del pasado"

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