Cerca de 200 militares zarpan hacia Bosnia sin tener puerto de destino

El buque de transporte Castilla zarpó, pasadas las 12.30 de ayer, del puerto de Almería, con 184 legionarios y paracaidistas, rumbo a la antigua Yugoslavia, sin que estuviera claro todavía cuál será su puerto de llegada, prevista para dentro de tres días. Las circunstancias que el pasado miércoles motivaron la suspensión de la partida, lejos de estar resueltas, se han agravado.

Las antiguas instalaciones navales del puerto croata de Ploce, designadas por los militares españoles como cuartel general del primer contingente, aún no están aseguradas, a pesar de que el Alto Comisionado de Na...

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El buque de transporte Castilla zarpó, pasadas las 12.30 de ayer, del puerto de Almería, con 184 legionarios y paracaidistas, rumbo a la antigua Yugoslavia, sin que estuviera claro todavía cuál será su puerto de llegada, prevista para dentro de tres días. Las circunstancias que el pasado miércoles motivaron la suspensión de la partida, lejos de estar resueltas, se han agravado.

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Las antiguas instalaciones navales del puerto croata de Ploce, designadas por los militares españoles como cuartel general del primer contingente, aún no están aseguradas, a pesar de que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados -(ACNUR), que también las pretendía, se ha mostrado dispuesto a cederlas. Además, las autoridades croatas, cuya voluntad de colaboración parece cada vez menos firme, comunicaron el jueves a Defensa que el desembarco del Castilla debía producirse en Split y no en Ploce.El Gobierno de Zagreb, según fuentes de Defensa, ha ofrecido un alojamiento a las fuerzas españolas en Split, pero esta alternativa no convence a los responsables de la misión, pues dicha ciudad está a casi 200 kilómetros de la zona donde deberán operar los legionarios.

La razón de que el ministro de Defensa, Julián García Vargas, diera luz verde a la salida del buque parece obedecer a consideraciones estrictamente políticas: la necesidad de desmentir con hechos la interpretación de algunos medios de comunicación, que atribuyeron la suspensión de la salida al temor por el recrudecimiento de los combates en la zona. Con la salida del barco, el Gobierno español deja claro que no se ha vuelto atrás en su compromiso con la ONU.

El general Agustín Muñoz-Grandes, jefe de las Fuerzas de Acción Rápida del Ejército, subrayó durante la despedida que el retraso de la salida "nada tuvo que ver con el grado de seguridad en la zona".

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Fuentes de Defensa indicaron que, aunque las garantías obtenidas no eran totales, se había decidido partir, ya que "nunca se iba a contar con las circunstancias óptimas y, de llegar, a tenerlas, la situación es tan fluida que podría variar mientras el barco realiza la travesía".

A la vista de estas consideraciones, resultaba dificil justificar el frenazo a la partida del pasado miércoles, porque, como señalaba ayer un teniente paracaidista embarcado en el Castilla, no sólo algunos medios de comunicación sino también las familias de los afectados se hicieron la ilusión de que la suspensión era definitiva.

La precariedad en que viajan los componentes de la denominada comisión aposentadora no podrá repetirse cuando parta el grueso de la agrupación, durante la primera semana de noviembre, según las previsiones actuales, ya que la función de los 184 militares que zarparon ayer es construir el campamento en el que se instalarán los legionarios encargados de proteger los convoyes con ayuda humanitaria.

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