Resistencia en el fatalismo

Hay un movimiento continuo, hecho de eslóganes, carteles y gestos concretos, que desde hace al menos cinco años revela la presencia de una resistencia en este margnífico marco fatalista que es Palermo.Transpiran fatalidad sus abarrotados y coloristas mercados callejeros asentados entre soberbias muestras de gótico catalán y del barroco más incendiario, pero tan deterioradas que parecen verdaderas escenas de un bombardeo.

La obsesión por un destino negativo tiende a hacerse especialmente densa cuando el aire revienta de luz y de pestilencias bajo el fuerte sol de verano. Sobre todo si, c...

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Hay un movimiento continuo, hecho de eslóganes, carteles y gestos concretos, que desde hace al menos cinco años revela la presencia de una resistencia en este margnífico marco fatalista que es Palermo.Transpiran fatalidad sus abarrotados y coloristas mercados callejeros asentados entre soberbias muestras de gótico catalán y del barroco más incendiario, pero tan deterioradas que parecen verdaderas escenas de un bombardeo.

La obsesión por un destino negativo tiende a hacerse especialmente densa cuando el aire revienta de luz y de pestilencias bajo el fuerte sol de verano. Sobre todo si, como éste, se presenta malo.

"Estamos de rodillas. La temporada veraniega comenzó tarde y luego, con todo lo que ha pasado, el comercio está muerto", afirma Guido Spatafora, presidente palermitano de la Confcommercio.

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Spatafora, que se queja de las "exageraciones de los periódicos" y se muestra esquivo cuando se le pregunta por el pizzo, el canon de protección que la Mafia pide a los comerciantes -"es una realidad, pero no una ley para todo Palermo", dice- sí tiene una opinión clara sobre la llegada del Ejército: "Los soldados podrán hacer mucho contra la pequeña delincuencia, pero contra los grandes, no. A ésos se les combate de otra forma, endureciendo las leyes".

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Dar ejemplo

Símbolo actual de la resistencia palermitana son, en cambio, un grupo de mujeres que, desde el pasado 22 de julio, hace huelga de hambre bajo el lema de "Yo ayuno contra la Mafia" en la plaza Politema, la principal de la ciudad. Y éstas han entendido que, también en temas de Mafia, la revolución empieza por uno mismo.

Así se explican los mandamientos escritos en uno de sus carteles: "No comprar cigarrillos de contrabando; no comprar objetos robados; no dar votos a hombres de partidos conectados con la Mafia ni a los que te prometen trabajo".

Una de estas mujeres que duermen sobre la plaza mientras ayunan, turnándose cada tres días, es editora. "Llevo en las barricadas 20 años y alguna esperanza me queda. Algo hemos logrado, porque al menos ahora hay una conciencia del problema de la Mafia. Hace una década todavía se decía que no existía. Pero la verdad es que lo veo muy negro", dice.

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