El presunto 'narco' Cannavaggio llevó 17 toneladas de hachís a la costa de Gerona

El presunto narcotraficante corso Jacques Antoine Cannavaggio, que comenzó a ser juzgado ayer en la Audiencia Nacional, admitió haber desembarcado los 17.000 kilos de hachís que fueron encontrados por la policía en una mina excavada en la finca Cala Morisca, en el término municipal de Lloret de Mar (Gerona), en julio de 1988."Soy un contrabandista y . estoy orgulloso de serlo", declaró Cannavaggio. El procesado corso, en España desde 1979, negó ser "un narcotraficante", aunque admitió sin reservas haber conducido personalmente una de las lanchas en las que su organización desembarcó los 17.000...

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El presunto narcotraficante corso Jacques Antoine Cannavaggio, que comenzó a ser juzgado ayer en la Audiencia Nacional, admitió haber desembarcado los 17.000 kilos de hachís que fueron encontrados por la policía en una mina excavada en la finca Cala Morisca, en el término municipal de Lloret de Mar (Gerona), en julio de 1988."Soy un contrabandista y . estoy orgulloso de serlo", declaró Cannavaggio. El procesado corso, en España desde 1979, negó ser "un narcotraficante", aunque admitió sin reservas haber conducido personalmente una de las lanchas en las que su organización desembarcó los 17.000 kilos de hachís.

La droga procedía de Líbano y fue enviada por la banda, dirigida por una persona llamada Michel Mur. La mercancía iba a ser enviada directamente a Amsterdam en tres camiones. "Ni un gramo era para España", declaró Cannavaggio. Del alijo debía encargarse el ciudadano holandés Carlos Esser. "En esta operación no había jefes. Todos eran igual de responsables", declaró Cannavaggio. En contra de la tesis del fiscal, que le considera un narcotraficante habitual, Cannavaggio insistió en que era la primera vez que desembarcaba hachís aunque se consideraba contrabandista habitual de cigarrillos.

Explicó al tribunal que la operación surgió cuando Esser le dijo que tenía problemas en uno de los barcos que transportaba el hachís desde Líbano. Cannavaggio aceptó transbordar la carga desde el buque en dos lanchas hasta una ensenada próxima a Cala Morisca donde había sido excavada una sala subterránea de grandes dimensiones. Del interior de esta sala partía un túnel que llegaba hasta las proximidades del mar por cuyo interior una vagoneta metálica sobre raíles accionada con motor eléctrico trasladó los 466 sacos de hachís de más de 30 kilos cada uno encontrados después por la policía.

Debido a que el cargamento era más voluminoso de lo esperado otro de los presuntos responsables de la operación, Jordi Pascual Llorens, ocultó 61 sacos en un agujero de la finca Mas Gavina, en la localidad de Massanet de la Selva (Gerona).

Excrementos animales

Ambos cargamentos fueron filmados por la policía en un vídeo que ayer fue exhibido ante el tribunal antes de comenzar los interrogatorios. En la filmación se aprecia como en la finca de Pascual, dedicada a la explotación de ganado y en la, que había muchos jabalíes, varios inspectores se ven forzados a desplazar algunos de estos animales para destapar una losa cubierta de excrementos bajo la que se encontraron 1.930 kilos de hachís.En Cala Morisca fueron hallados otros 15.261 kilos, por lo que el volumen de alijo ascendió a 17.191 kilos. Jordi Pascual confesó también su participación en los hechos y puntualizó que la descarga fue llevada a cabo por unas 25 personas, la mayoría reclutadas en países africanos.

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