González rechaza la última propuesta lusa para resolver el escollo de Gibraltar

El presidente del Gobierno, Felipe González, confirmó recientemente a su homólogo luso, Ambal Cavaco Silva, la negativa española a aceptar la última propuesta mediadora de la presidencia portuguesa de la Comunidad Europea sobre Gibraltar para desbloquear la aplicación del Convenio sobre Fronteras Externas, según fuentes diplomáticas.

Paralizado desde hace un año a causa del contencioso hispanobritánico, el convenio prevé la supresión, en principio en 1993, de las fronteras internas entre Estados miembros y el reforzamiento de las externas.Para no mermar su reivindicación sobre la coloni...

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El presidente del Gobierno, Felipe González, confirmó recientemente a su homólogo luso, Ambal Cavaco Silva, la negativa española a aceptar la última propuesta mediadora de la presidencia portuguesa de la Comunidad Europea sobre Gibraltar para desbloquear la aplicación del Convenio sobre Fronteras Externas, según fuentes diplomáticas.

Paralizado desde hace un año a causa del contencioso hispanobritánico, el convenio prevé la supresión, en principio en 1993, de las fronteras internas entre Estados miembros y el reforzamiento de las externas.Para no mermar su reivindicación sobre la colonia, España propuso considerar la verja que separa La Línea del Peñón como una frontera externa o suspender la aplicación del convenio a la Roca hasta que se llegase a un arreglo entre ambas partes como sucedió en diciembre de 1987 con el primer acuerdo sobre la liberalización del transporte aéreo. El Reino Unido rechazó ambas opciones por considerar que Gibraltar formaba parte de la CE.

Cuando, en enero, asumió la presidencia del club de Bruselas, Portugal inició una laboriosa mediación partiendo de la idea de que España y el Reino Unido podían ejercer un control conjunto en el puerto y aeropuerto de la colonia.

La presencia física de guardias civiles españoles en ambos puestos de control fue rechazada por los británicos. El número dos del Foreigri Office, Tristan Garel-Jones, llegó a comentar a su homólogo español, Carlos Westendorp, que no veía inconvenientes en instalarlos en Londres, pero que su presencia en Gibraltar tenía demasiado valor simbólico.

Portugal asumió entonces una idea soplada. por el Ministerio del Interior español consistente en instalar en los puestos guardias civiles electrónicos. El policía británico sometería el pasaporte del viajero, que llega a la colonia, a un lector óptico vinculado con un ordenador situado en La Línea. Para autorizar la entrada era necesario no sólo el visto bueno del funcionario británico, sino del español que controlaba a distancia al pasajero.

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Esta fórmula, cara pero que el Ministerio del Interior ya ha introducido en tres aeropuertos españoles, fue presentada formalmente por Cavaco a González y a John Major, primer ministro británico, en una, carta que les remitió el 3 de Junio, y Westendorp y Garel-Jones dedicaron el siguiente fin de semana en Sintra a discutirla.

Finalmente España la desestimó a través de cauces diplomáticos por considerar que daba pie a demorar indefinidamente la puesta en práctica del acuerdo aéreo de hace cinco años, que prevé la utilización conjunta hispano-británica del aeropuerto gibraltareño con la consiguiente construcción de una terminal del lado español de la verja.

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