ELECCIONES EN ISRAEL

Un 12% de indecisos

Todos los partidos israelíes, y especialmente los dos principales, la coalición del Likud y el Partido Laborista, han desplegado en las últimas horas grandes esfuerzos e ingeniosidad con el fin de seducir al 12% de votantes aún indecisos con vistas a las elecciones de hoy.

Según los sondeos, los laboristas son los favoritos. La gran incógnita es el calibre que tendrá esta victoria. Los resultados definitivos se harán públicos el viernes, aunque se sabrá quiénes son los vencedores en la madrugada del miércoles. Las negociaciones para la Constitución de una nueva coalición gubernament...

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Todos los partidos israelíes, y especialmente los dos principales, la coalición del Likud y el Partido Laborista, han desplegado en las últimas horas grandes esfuerzos e ingeniosidad con el fin de seducir al 12% de votantes aún indecisos con vistas a las elecciones de hoy.

Según los sondeos, los laboristas son los favoritos. La gran incógnita es el calibre que tendrá esta victoria. Los resultados definitivos se harán públicos el viernes, aunque se sabrá quiénes son los vencedores en la madrugada del miércoles. Las negociaciones para la Constitución de una nueva coalición gubernamental empezarán mañana.

En este sentido, se perfilan tres posibles escenarios. En el primero, el Likud y la extrema derecha nacionalista resultan vencedores en el escrutinio y Shamir forma un Gobierno nacionalista-religioso con los partidos religiosos y los ultras.

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La segunda posibilidad es que los laboristas y el Meretz (Frente de la Paz), con un amplio margen, y el dirigente laborista, Isaac Rabin, formen un Gobierno paloma con el apoyo de un partido religioso, probablemente el Shas (sefardíes ortodoxos).

Árabes y comunistas

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Por último, puede ocurrir que los laboristas superen al Likud, pero por estrecho margen, y que, para lograr la mayoría mínima de 61 votos en el Parlamento, Rabin tenga que necesitar el apoyo de los partidos árabes y de los diputados comunistas. Además, ningún partido religioso aceptará unirse a la coalición dirigida por los laboristas.

Rabin se niega a gobernar con una coalición que dependa de los diputados árabes y de extrema izquierda. Propone a Shamir formar un Gobierno de unión nacional. Según numerosos observadores políticos, este último escenario es el que tiene más posibílidades de materializarse, incluso en el caso de que los laboristas y la izquierda obtengan una mayoría de 63 diputados.

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