El Parlamento británico ratifica el Tratado de Maastrich

Margaret Thatcher llevó hasta el final su oposición al Tratado de Maastricht. La ex primera ministra británica lanzó ayer, el día en que el Parlamento de Westminster votaba los acuerdos, otra andanada contra la "burocracia centralista" de Bruselas. Era el último esfuerzo por lograr el no de una cámara a la que ella ha dejado ya de pertenecer. El resultado de la votación, sin embargo, no dejó lugar a equívocos: el sí ganó por 336 votos, contra 92 noes y las 244 abstenciones laboristas.

Como se esperaba, sólo 25 diputados tories incumplieron las consignas de sus jefes y votaron neg...

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Margaret Thatcher llevó hasta el final su oposición al Tratado de Maastricht. La ex primera ministra británica lanzó ayer, el día en que el Parlamento de Westminster votaba los acuerdos, otra andanada contra la "burocracia centralista" de Bruselas. Era el último esfuerzo por lograr el no de una cámara a la que ella ha dejado ya de pertenecer. El resultado de la votación, sin embargo, no dejó lugar a equívocos: el sí ganó por 336 votos, contra 92 noes y las 244 abstenciones laboristas.

Como se esperaba, sólo 25 diputados tories incumplieron las consignas de sus jefes y votaron negativamente. Los liberal-demócratas, de Paddy Ashdown, votaron a favor del Gobierno, y una docena de laboristas votó no a pesar de la consigna abstencionista lanzada por Kinnock.Thatcher rebatió, por enésima vez, las afirmaciones de su sucesor. Major había dicho el miércoles que Maastricht permitía frenar la tendencia centralizadora en la Comunidad Europea, gracias al principio de subsidiariedad, y enumeró los puntos en los que no estaba dispuesto a ceder: no retiraría los controles de pasaportes, no aumentaría su contribución al presupuesto comunitario para dotar el fondo de cohesión ricos-pobres, y no aceptaría la Carta Social. Sus palabras merecieron sonoros aplausos desde los bancos conservadores.

Pero la dama de hierro afirmó ayer, en las páginas del semanario The European, que "Maastricht traslada poderes colosales desde Gobiernos parlamentarios a una burocracia centralizada", y se preguntaba si son los británicos "en el oeste" (de Europa), quienes tratan "de convertir al este a la democracia" o si "son ellos" quienes están convirtiendo a los británicos "al burocratismo".

Thatcher criticó también la política defensiva comunitaria, diseñada según ella en perjuicio de la OTAN y de las fuerzas de Estados Unidos en Europa, "cuya presencia es vital, y la política exterior común, incapaz de hacer nada efectivo" para detener la sangría yugoslava. Como viene siendo costumbre, Downing Street respondió al ataque con un desdeñoso silencio. John Major ha optado por tratar a su incordiante antecesora de acuerdo con lo que realmente es: un futuro miembro de la Cámara de los Lores, sin ningún poder ejecutivo, ninguna representatividad oficial y sólo una pequeña influencia politica en el Partido Conservador.

Edward Heath, el otro ex primer ministro conservador, sí contestó a las afirmaciones de Thatcher. Heath, el dirigente que introdujo al Reino Unido en la Comunidad en 1973, intervinó en el debate de ayer para expresar su "asco" por los reiterados exabruptos anticomunitarios de la mujer que le sucedió como líder torie.

Las duras palabras de Heath fueron acogidas con tímidos murmullos de aprobación por la mayoría de los conservadores, y con sonoras exclamaciones de protesta desde el pequeño e irreductible grupo de euroescépticos.

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