Berlín, de nuevo dividida

Los más indignados por los espectaculares efectos de esta huelga en los servicios públicos alemanes eran los ciudadanos berlineses orientales, la mayoría de los cuales no había vivido nunca una huelga. Éstos vieron como los autobuses que les llevan a sus lugares de trabajo en la parte occidental de la ciudad, se detenían exactamente donde en otros tiempos estaba el muro que dividía Berlín. Era como volver a los viejos tiempos a las dos Alemanias, superadas por el actual proceso de unificación. El pulso al Gobierno por parte de los sindicatos sigue adelante ya que ninguna de las dos partes pare...

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Los más indignados por los espectaculares efectos de esta huelga en los servicios públicos alemanes eran los ciudadanos berlineses orientales, la mayoría de los cuales no había vivido nunca una huelga. Éstos vieron como los autobuses que les llevan a sus lugares de trabajo en la parte occidental de la ciudad, se detenían exactamente donde en otros tiempos estaba el muro que dividía Berlín. Era como volver a los viejos tiempos a las dos Alemanias, superadas por el actual proceso de unificación. El pulso al Gobierno por parte de los sindicatos sigue adelante ya que ninguna de las dos partes parece ceder por el momento. Por si esto fuera poco, el sector del metal ha decidido iniciar hoy huelgas parciales, mientras que la patronal ha amenazado con el cierre de las fábricas. En el sector de la construcción, las cosas andan por caminos parecidos. Una comisión de arbitraje debe mediar entre el 3,75% de subida salarial que ofrece la patronal y el 9,8% de subida que reclaman los sindicatos, en caso contrario esta iniciarían paros esta semana.

Más información

La presión sobre el canciller Helmut Kohl para que haga una nueva oferta a los sindicatos es cada vez mayor, pero éste no parece dispuesto a ello.

Precisamente la última huelga de este tipo, que tuvo lugar en 1974, forzó la claudicación del Gobierno en tres días, pero significó también el principio de la caída del canciller Willy Brandt. Una victoria política del Gobierno, sin embargo, significaría el fin definitivo de la tradicional colaboración entre los sindicatos y la patronal en Alemania, que ha sido una de las principales claves del éxito económico del país.

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