La alta participación juega a favor del sí en Suráfrica

Los surafricanos acudieron ayer a su más importante cita con la historia en proporciones que fuentes de los partidos en liza por el sí y el no a las reformas inspiradas por el presidente Frederik W. de Klerk consideraron sin precedentes. La alta participación hacía pensar a los analistas que De Klerk iba a lograr la victoria, que en las últimas jornadas amenazaba con escapársele por entre los dedos. De Klerk reiteró que dimitiría si era derrotado.

Anoche, tanto los partidarios de las reformas como los defensores de los privilegios de los blancos auguraban un triunfo de sus respectivas p...

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Los surafricanos acudieron ayer a su más importante cita con la historia en proporciones que fuentes de los partidos en liza por el sí y el no a las reformas inspiradas por el presidente Frederik W. de Klerk consideraron sin precedentes. La alta participación hacía pensar a los analistas que De Klerk iba a lograr la victoria, que en las últimas jornadas amenazaba con escapársele por entre los dedos. De Klerk reiteró que dimitiría si era derrotado.

Anoche, tanto los partidarios de las reformas como los defensores de los privilegios de los blancos auguraban un triunfo de sus respectivas posiciones. Ambas partes coincidían, no obstante, en que el alto índice de participación en el referéndum (una media del 70%, y hasta un 80% en algunas zonas de la república a media tarde) era una muestra del profundo interés de los surafricanos blancos por el proceso de reformas.Ciudad del Cabo, donde el Gobierno y el Parlamento surafricanos tienen su sede en el verano austral, es una de las áreas en las que los liberales y partidarios del sí tenían la victoria garantizada de antemano.

Como en todo el país, los colegios electorales permanecieron abiertos desde las siete de la mañana a las nueve de la noche y, ya desde primeras horas, las colas eran muy nutridas. La mayoría de los votantes daba la impresión de estar por el sí. Una mujer de edad madura se emocionó cuando, tras revelar que había votado sí, se le preguntó el porqué. "Para mí es...", y empezó a sollozar. "Es el futuro del país...".

Robin Carlisle, un parlamentario del Partido Demócrata, un grupo pequeño que acoge el sufragio de los blancos liberales de ascendencia británica, dijo que para las nueve de la mañana había votado en su circunscripción la mitad de los electores que lo hizo durante todo el día en los anteriores comicios. A su juicio, el 95% de los madrugadores había votado sí. Las colas eran una constante en las diversas zonas del país, incluidos el ultraconservador Transvaal y el Estado Libre de Orange, donde el Gobierno lo tiene mucho más difícil que en El Cabo o en Natal.

En vista de la alta participación, los partidarios del sí volvieron a recuperar la confianza. Sólo 24 horas antes, una fuente plenamente implicada en la campaña gubernamental confesó: "Estamos muertos de miedo".

El talante cambió ayer. Las expectativas eran otra vez de estar más cerca del 60% -que al principio de la campaña era considerado como el peor resultado posible- que del 50%, hacia el que en las últimas jornadas parecía precipitarse el voto. Unos expertos en demoscopia manifestaron que con una participación del 71% habría en tomo al 58% de síes.

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Algunos de los observadores en las 15 circunscripciones en que está dividida Suráfrica para esta consulta llegaron a decir que la participación era la más alta que habían visto en su vida. En el referéndum de 1983, con la reforma constitucional que dio acceso al Parlamento a indios y mestizos, la partipación fue del 76%.

Aquella consulta es un hito menor en la historia de Suráfrica, al contrario del referéndum de ayer, que ha sido considerado como el más importante acontecimiento político desde la unión del país, en 1910: más importante que la decisión de 1939 de entrar en la II Guerra Mundial; más importante que la victoria de los nacionalistas, los creadores del apartheid, en 1948, y más importante que el referéndum de 1960, por el que Suráfrica se convirtió en república y hubo de abandonar la Commonwealth (comunidad integrada por el Reino Unido y sus ex colonias). Los republicanos se impusieron entonces con el 52% de los sufragios, y en este precedente ven algunos observadores una prueba de que los perdedores de ayer acabarán por aceptar la derrota.

Preparados para ganar

Andries Treurnicht, el líder del Partido Conservador -que en la víspera dijo al presidente que no olvidara su promesa de dimitir en caso de derrota, a lo que el presidente Frederick De Klerk le respondió satisfactoriamente ayer-, manifestó al depositar su papeleta con el no que su partido estaba "preparado para cualquier resultado, especialmente para ganar".

En medios políticos y diplomáticos de Ciudad del Cabo se estima que una victoria convincente del sí exacerbaría las diferencias en el seno del partido de quienes están dispuestos a aceptar el juego político y discutir con el resto de las fuerzas políticas las bases sobre las que debe construirse la futura Suráfrica y quienes dicen que nunca negociarán con el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela.

La Bolsa y los mercados financieros vieron con cautela la actitud que estaban tomando los 3,3 millones de blancos con derecho a voto, protagonistas de una jornada electoral llena de armonía en la que sólo la presencia de miembros uniformados y armados del filonazi Movimiento de Resistencia Afrikaner en localidades del norte de Transvaal obligó a intervenir a las autoridades. En el mercado de valores no hubo tensiones vendedoras. Un agente dijo que se estaban tomando posiciones para cuando hoy se den a conocer los resultados positivos que la Bolsa espera.

Cinco negros murieron en diversos enfrentamientos horas antes de comenzar las votaciones, según informa Reuter.

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