Tribuna:

Desfachatez

Al señor ministro de Justicia le ha traicionado el subconsciente común de la cúpula de poder socialista. Desde ese subconsciente, en el pasado se llegó a afirmar que todo lo que quedaba a la izquierda del PSOE era un problema para la Guardia Civil o a comparar a los pacifistas con terroristas durante los prolegómenos de la anunciada guerra del Golfo, y ahora a tergiversar una sentencia que hace referencia a un hecho de conciencia determinado, suponiéndola puerta abierta para situar la conciencia por encima de la ley y muy especialmente la conciencia terrorista de matar niños. Esta gente es inc...

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Al señor ministro de Justicia le ha traicionado el subconsciente común de la cúpula de poder socialista. Desde ese subconsciente, en el pasado se llegó a afirmar que todo lo que quedaba a la izquierda del PSOE era un problema para la Guardia Civil o a comparar a los pacifistas con terroristas durante los prolegómenos de la anunciada guerra del Golfo, y ahora a tergiversar una sentencia que hace referencia a un hecho de conciencia determinado, suponiéndola puerta abierta para situar la conciencia por encima de la ley y muy especialmente la conciencia terrorista de matar niños. Esta gente es incorregible. O ellos o el terrorismo.La desfachatez intelectual con que el ministro de Justicia ha planteado la oposición entre ley y conciencia demuestra su peligrosa inclinación a suponer incuestionables las leyes y molestos ruidos los hechos de conciencia que forcejeen por cambiarlas. Es la desfachatez intelectual desde la que se ha legitimado la inutilidad de la razón crítica y se ha equiparado la crítica a desestabilización, a terrorismo intelectual. Es decir, o ellos o el terrorismo. Parten de la presunción de que son el no más allá de las conquistas de la razón y de que todo lo que les critica o es desquite desesperado de una derecha inutilizada o residuo malévolo de un izquierdismo vencido por la realidad. Son incapaces de comprender que la contestación nace de esa misma realidad y nunca puede ser fruto de un voluntarismo despechado o malévolo. Es más. En la formación de la nueva razón crítica del mundo está interviniendo mucho más la impresión de nada y nadie que ofrecen los discursos neoliberales o socialdemócratas, absolutamente hemipléjicos desde la caída del muro de Berlín, que cualquier voluntarismo residual o de nuevo tipo. No tienen respuestas ante el desorden revelado tras la inutilización del viejo orden y como ideólogos gagás parafrasean las mismas cruzadas de siempre.

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