Un pufo de 17 millones

El joven chino se hartó de esperar en la calle y de pulsar el timbre de la puerta blanca que se anuncia con el nombre de "Local". Ayer no pudo llamar a su país a razón de 2.500 pesetas la media hora. En Telefónica le hubiera costado 12.200. La policía ha clausurado el pasado fin de semana un locutorio regentado por tres chilenos, que ha estafado a Telefónica más de 12 millones de pesetas.Fueron los propios agentes de la comisaría de Chamberí los que se dieron cuenta del trasiego de latinoamericanos y asiáticos que entraban y salían de un local de la calle de la Explanada, 17, a las espaldas de...

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El joven chino se hartó de esperar en la calle y de pulsar el timbre de la puerta blanca que se anuncia con el nombre de "Local". Ayer no pudo llamar a su país a razón de 2.500 pesetas la media hora. En Telefónica le hubiera costado 12.200. La policía ha clausurado el pasado fin de semana un locutorio regentado por tres chilenos, que ha estafado a Telefónica más de 12 millones de pesetas.Fueron los propios agentes de la comisaría de Chamberí los que se dieron cuenta del trasiego de latinoamericanos y asiáticos que entraban y salían de un local de la calle de la Explanada, 17, a las espaldas de la avenida de la Reina Victoria. Es una calle corta con una empresa de seguridad, una farmacia, una clínica infantil y poco más. "Empezamos a ver pasar por aquí gente rara: chinos, vietnamitas, filipinos y latinoamericano, como desde hace dos meses", comentaba ayer el empleado de una empresa de la misma calle, "nos tenía mosqueados". El "local", como se autodenomina, fue, en tiempos, un estudio de grabación donde iban a ensayar grupos musicales y funcionaba como locutorio clandestino desde el 10 de enero.

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Los agentes entraron en el local y sorprendieron a nueve clientes de origen chino y peruano que estaban hablando por alguna de las tres líneas instaladas o esperaban para hacerlo.

También detuvieron a los tres responsables del locutorio clandestino: Luis Humberto Haros Vidal, de 35 años, quien había solicitado la línea telefónica con un documento de identidad robado y había abierto una cuenta con identidad falsa, y sus ayudantes Héctor Manuel y Ricardo Patricio Barahona Mejías, de 50 y 32 años, respectivamente. Ellos, según la policía, colaboraban en la captación de clientes, que pagaban 100 pesetas por cada minuto de conversación.

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