'Desaguisado' en la función pública andaluza

Próximamente, un doctor ingeniero agrónomo, master en producción animal, con tres años de experiencia en el extranjero, ocupará el puesto de jefe de negociado de expedientes sancionadores de la Delegación de Agricultura de Córdoba. De forma similar, un experto en horticultura realizará funciones de químico analítico y, a la inversa, un especialista en cromatografía gaseosa e inspector de servicios ocupará una plaza de jefe de departamento de mejora vegetal, en perjuicio de las funciones a realizar por personas especializadas en dichas áreas, etcétera.Peor todavía es recordar en q...

Próximamente, un doctor ingeniero agrónomo, master en producción animal, con tres años de experiencia en el extranjero, ocupará el puesto de jefe de negociado de expedientes sancionadores de la Delegación de Agricultura de Córdoba. De forma similar, un experto en horticultura realizará funciones de químico analítico y, a la inversa, un especialista en cromatografía gaseosa e inspector de servicios ocupará una plaza de jefe de departamento de mejora vegetal, en perjuicio de las funciones a realizar por personas especializadas en dichas áreas, etcétera.Peor todavía es recordar en qué han consistido las oposiciones de los dos últimos años para acceder a las escalas o cuerpos de veterinarios, biólogos o ingenieros agrónomos, por ejemplo, de dicha consejería. El temario memorístico y generalista, con un enorme componente de derecho administrativo, constitucional, etcétera, es un tremendo contrasentido en una Administración que debe realizar esfuerzos para actualizarse.

Lo anterior no es más que una pequeña muestra de los resultados de la horizontalidad (falta de especificidad o especialización) de la función pública andaluza, en este caso en la Consejería de Agricultura. En resumen, desprofesionalización, que supone aún mayores dosis de ineficacia y pasotismo. Desgraciadamente, en estos aspectos, dicha Administración parece retrotraerse a los años cincuenta... cuando menos.-

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