Exteriores destituye al cónsul en Miami, que se querellará contra el ministro

El cónsul general de España en Miami, Erik Martel, fue cesado el martes por el subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, Máximo Cajal, después de que el director general del Servicio Exterior, Carlos Carderera, constatase la semana pasada en aquella ciudad el ambiente enrarecido existente en la sede consular, según indicaron fuentes diplomáticas.Para destinar a Martel a Madrid, Cajal invoca una disposición sobre necesidades del Servicio Exterior, que ha sido rechazada por el cónsul. El abogado de Martel, Luis Domínguez, letrado del Consejo de Estado, tiene la intención de presentar e...

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El cónsul general de España en Miami, Erik Martel, fue cesado el martes por el subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, Máximo Cajal, después de que el director general del Servicio Exterior, Carlos Carderera, constatase la semana pasada en aquella ciudad el ambiente enrarecido existente en la sede consular, según indicaron fuentes diplomáticas.Para destinar a Martel a Madrid, Cajal invoca una disposición sobre necesidades del Servicio Exterior, que ha sido rechazada por el cónsul. El abogado de Martel, Luis Domínguez, letrado del Consejo de Estado, tiene la intención de presentar en Madrid una demanda judicial contra el subsecretario, una denuncia crinúnal por prevaricación contra el ministro y ha solicitado, además, al Tribunal Superior de Justicia la suspensión cautelar de la decisión administrativa.

El enfrentamiento entre Martel y su ministerio es una auténtica novela por entregas, cuyo último capítulo es el rumor que circula por Miami que atribuye al diplomático cesado la intención de atrincherarse en el Consulado con las llaves y la finna.

A raíz de las amenazas proferidas por un contratado laboral contra el canciller el pasado mes de enero, funcionarios de Exteriores efectuaron una inspección en el Consulado que no encontró nada reprobable. La semana pasada, el diario El Mundo indicó, citando fuentes de CC OO, que el cónsul se quedaba con parte del sueldo pagado por Exteriores a su sirvienta filipina y que Martel compró, con cargo a los fondos públicos, y en una empresa informática propiedad de su canciller, cuatro programas World Perfect por más de tres millones de pesetas cuando su precio real es muy inferior. Estas acusaciones fueron rotundamente desmentidas por Martel.

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