Brittan propone que el GATT aumente su poder para controlar la libre competencia

ESPECIALEl vicepresidente de la Comisión Europea, Leon Brittan, propuso ayer que todas las normas mundiales sobre competencia deberían unificarse en torno a la autoridad del Acuerdo General sobre Comercio y Tarifas (GATT). Brittan precisó que este aumento de poderes del GATT debería afectar tanto al control de subsidios nacionales como a fusiones de empresas, incluso al funcionamiento de los monopolios estatales.

Sin embargo, añadió que "el control y la ejecución de estas normas de competencia no deberán salir de la órbita nacional". El resto de los panelistas de la sesión plenaria de a...

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ESPECIALEl vicepresidente de la Comisión Europea, Leon Brittan, propuso ayer que todas las normas mundiales sobre competencia deberían unificarse en torno a la autoridad del Acuerdo General sobre Comercio y Tarifas (GATT). Brittan precisó que este aumento de poderes del GATT debería afectar tanto al control de subsidios nacionales como a fusiones de empresas, incluso al funcionamiento de los monopolios estatales.

Sin embargo, añadió que "el control y la ejecución de estas normas de competencia no deberán salir de la órbita nacional". El resto de los panelistas de la sesión plenaria de ayer tomó la iniciativa de forma desigual. Mientras que los presidentes de Coca Cola, Volkswagen y Sony aplaudieron la propuesta con matices, el ex presidente de Bundesbank se mostró escéptico sobre su eficacia "habida cuenta que el GATT ni siquiera es capaz de cerrar de una vez las negociaciones de la Ronda Urugay", dijo Karl Otto Pöhl.El temido comisario europeo de defensa de la competencia llegó a Davos dispuesto a que su discurso tuviera resonancia. En una sesión plenaria del World Economic Forum en la que teóricamente los empresarios iban a explicar sus puntos de vista sobre las reglas que deben seguir los mercados mundiales, Leon Brittan tomó la iniciativa y realizó una serie de propuestas concretas sobre cómo enfocar la futura reglamentación mundial. Brittan tomó como punto de referencia la política de defensa de la competencia tal y como se lleva a cabo en la CE y en Estados Unidos y lanzó la propuesta de exportar esa filosofla a todo el mundo, utilizando el GATT como eje de esa política. "El GATT debe asumir un nuevo papel", afirmó Brittan, "en el control de las reglas de la competencia y para ello necesita contar con armas para poder ejercer el arbitraje en las disputas y los procedimientos internacionales".

Prácticas restrictivas

Brittan concretó más su propuesta al decir que la próxima ronda del GATT debería incluir en su agencia la discusión de restricciones para ciertas prácticas en los negocios así como los carteles. El objetivo debería ser diseñar reglas comunes, fijar los principios de que los acuerdos comerciales restrictivos no son vinculantes y que son los gobiernos los responsables internacionales de la implementación de estas normas y procedimientos". En la actualidad, el GATT tiene ciertas competencias sobre el control de subsidios nacionales a empresas, aunque Brittan señaló que sería conveniente aumentar su poder y ampliarlo a otros campos como al de los cartel, las fusiones de empresas y la actividad de los monopolios estatales.

Los planteamientos del comisario europeo recibieron una primera respuesta positiva por parte de los tres empresarios que participaban en el debate. Los presidente de Coca Cola, Donald Keough; Volskwagen, Carl Hahn, y Sony, Akio Morita, se mostraron partidarios de unificar las reglas del juego de la competencia mundial en torno al GATT aunque cada uno hizo sus matizaciones particulares. Halm afirmó que lo importante es llegar al máximo nivel de competencia mundial y que para ello deben existir "unas normas mundiales sobre homologación de productos, medidas antitrust y protección del medio ambiente, además de una disciplina monetaria mundial que disminuya los riesgos que todavía existen".

Por su parte, el presidente de Coca Cola afirmó que el GATT es el foro adecuado para tratar estos asuntos, "aunque la meta principal debe ser que las leyes no interfleran en la libre competencia. Lo importante es que las empresas puedan actuar con libertad ofreciendo lo que quiere el consumidor y los gobiernos no distorsionen los mercados". Morita aceptó la propuesta de Brittan aunque sin demasiado entusiasmo y criticó la actitud que siguen muchos países occidentales ante la expansión comercial de los productos japoneses por todo el mundo.

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