El cambio llega a Mexico

Caen dos mitos revolucionarios: la propiedad estatal del campo y la prohibición de la Iglesia

México ha apostado por la modernidad y ha hecho una revisión de su propia historia. Lo que parecían mitos intocables de su revolución, el campo y la Iglesia, han sido vencidos por los vientos renovadores. Atrás queda la nostalgia, pero por delante se sientan las bases de otro país, al que sólo le queda hacer posible constitucionalmente la reelección de su presidente. El modelo ejidal del campo, que confiaba las tierras al Estado, vira hacia la privatización, y la Iglesia, hipócritamente amordazada por un sistema que luego la toleraba en interiores, se legaliza. El año 1992 ha traído a México e...

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México ha apostado por la modernidad y ha hecho una revisión de su propia historia. Lo que parecían mitos intocables de su revolución, el campo y la Iglesia, han sido vencidos por los vientos renovadores. Atrás queda la nostalgia, pero por delante se sientan las bases de otro país, al que sólo le queda hacer posible constitucionalmente la reelección de su presidente. El modelo ejidal del campo, que confiaba las tierras al Estado, vira hacia la privatización, y la Iglesia, hipócritamente amordazada por un sistema que luego la toleraba en interiores, se legaliza. El año 1992 ha traído a México el cambio.

El presidente Carlos Salinas de Gortari ha afrontado el nuevo año soslayadas las dos grandes asignaturas constitucionales pendientes de su sexenio y que, por su condicionante histórico, suponían una dura prueba para su gestión, porque se trataba de cambiar el destino de la propia revolución. En la lejanía queda el recuerdo del general Lázaro Cárdenas, quien en 1938 conmovió al país. con el reparto de tierras. "El modelo de propiedad en el campo se volvió obsoleto, desestimuló la vocación de trabajar en él, provocó la caída de su productividad y dio lugar a un fenómeno acelerado de urbanización", asegura un alto funcionario del Gobierno. "México es hoy, por esta cuestión, más urbano que rural".Las cifras le dan la razón. Lo que durante el sexenio de Cárdenas (1934-1940) era una ciudad relativamente cómoda, México, se ha convertido en una monstruosa metrópoli de casi 20 millones de habitantes insoportable de transitar y ahogada por la polución. La Ciudad de México ha sido, junto con Guadalajara, Toluca, Puebla o Monterrey, la víctima de la emigración rural.

El artículo 27 de la Constitución, que daba al Estado la facultad de transmitir el dominio de la tierra, fue modificado sin otro rechazo que el del propio Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del general que protagonizó la reforma agraria, y su organización política, el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Los cambios, según Cárdenas, procurarán "la entrega del campo a los intereses extranjeros, el fomento del latifundio, los cacicazgos, la corrupción y el empobrecimiento de la población rural".

El Gobierno asegura, en cambio, que la reforma "facilita al campesino, la clase más pobre, vivir de una forma más digna". Y precisa, a través de su portavoz Otto Granados: "El campesino, ahora que posee la propiedad, tiene opción para venderla, para asociarse con otros agricultores o para invitar a cualquier sociedad a invertir en su parcela junto a él, de manera que el propietario pone la tierra y la cosecha y su socio la transformación del producto".

Granados estima que la reforma traerá consigo ventajas adicionales: una mayor inversión en el campo frenará el atractivo de emigrar a la ciudad o, en el peor de los casos, hacia países como Estados Unidos, También, en opinión del portavoz gubernamental, favorecerá la libertad política, porque ya los créditos los negociarán los propietarios con los bancos privados, y no a través del Estado o los partidos políticos.

Junto a la reforma del campo, Salinas afrontó el también dificil reto de sacar a la Iglesia de su ¡legalidad oficial. Colaboradores del presidente aseguran que lo que se ha hecho es "dar legalidad a lo que la vida cotidiana reflejaba", así como adecuar a México con el resto del mundo en cuanto a las relaciones Iglesia-Estado. Este país mayoritariamente católico, junto a Albania y Corea del Norte, entre otros, de los que, no mantenían hasta ahora relaciones con el Vaticano.Reformar la ConstituciónSe ha tenido que reformar un artículo de la Constitución, el 130, que negaba personalidad jurídica a la Iglesia. La polémica duró 25 días, pero los mexicanos ya estaban habituados a ver por televisión imágenes efusivas de sus últimos dos presidentes con el Papa. Las dos iniciativas presidenciales, tierra e Iglesia, han revolucionado a la clase política mexicana. El fin de la reforma agraria cardenista y acabar en un día con 134 años de destierro eclesiástico llegó incluso a levantar exaltadamente a un viejo revolucionario, el casi centenario líder sindical Fidel Velázquez, quien advirtió: "Salinas se merece hasta la reelección". Pero el artículo 83 de la Constitución, que impide la repetición presidencial, no será modificado, por lo que México tendrá en 1994 un nuevo presidente.

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