Una multitud colérica clama contra Bush y vitorea a Sadam

La emoción dejó paso a la determinación y la ira durante la manifestación que, en la noche del jueves al viernes, se celebró en Bagdad para conmemorar el comienzo de la ofensiva aérea contra Irak de la coalición multinacional dirigida por Estados Unidos. Más de 10.000 jóvenes, según los organizadores, desfilaron durante dos horas, soportando un frío glacial, en dirección al puente Yumuria, sobre el Tigris, reconstruido recientemente tras ser reducido a escombros por las bombas. La marcha silenciosa, a la luz de las velas, se transformó en la explosión de cólera de una multitud que clamó contra...

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La emoción dejó paso a la determinación y la ira durante la manifestación que, en la noche del jueves al viernes, se celebró en Bagdad para conmemorar el comienzo de la ofensiva aérea contra Irak de la coalición multinacional dirigida por Estados Unidos. Más de 10.000 jóvenes, según los organizadores, desfilaron durante dos horas, soportando un frío glacial, en dirección al puente Yumuria, sobre el Tigris, reconstruido recientemente tras ser reducido a escombros por las bombas. La marcha silenciosa, a la luz de las velas, se transformó en la explosión de cólera de una multitud que clamó contra el presidente norteamericano, George Bush, y gritó su fidelidad al presidente Sadam Husein.Los periodistas pudieron ver a varios altos dignatarios del régimen, como el ministro de Enseñanza Superior, Abdel Razaj al Hachemi, uniéndose a la marcha y proclamando puño en alto: "Bush, Bush, escucha atentamente, todos nosotros queremos a Sadam Husein". Centenares de kurdos con sus trajes tradicionales conducían la columna humana, seguidos por los jóvenes de Bagdad y sus alrededores", tal y como precisó un responsable del sindicato juvenil que organizó el acto.

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Bajo un cielo estrellado, los manifestantes, encuadrados por un importante dispositivo policial, no se dejaron dominar por la emoción. Tampoco era la hora de hablar de la guerra. "No hay tiempo para las lágrimas, hay que pensar en la reconstrucción, del país", aseguraba apasionadamente un joven llamado Udai. Como para confirmar sus palabras, los manifestantes gritaron: "Mano a mano, superaremos el embargo". La masa humana se dirigió a la sede de la ONU, donde cerca de 300 personas siguen una huelga de hambre precisamente para protestar contra las sanciones.

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